Mosul: mujeres, exorcismos y el Estado Islámico
4 de febrero de 2019"Las mujeres todavía vienen a pedir sesiones de exorcismo", dice Othman, el almuédano que, cinco veces al día, llama a los fieles a orar en la mezquita Haiba Khatoon en el centro de Mosul. Othman desempeñó la misma labor durante los tres años en que la segunda ciudad más importante de Irak estuvo ocupada por el Estado Islámico (EI). El almuédano recuerda cómo las mujeres acudían en masa a la mezquita para las sesiones celebradas especialmente para expulsar a los djinn, demonios o criaturas sobrenaturales, según el Corán.
Othman suele estar sentado en los jardines de la mezquita, donde los hombres realizan sus oraciones. Esta concurrida mezquita cerca de la Universidad de Mosul es muy utilizada por comerciantes, estudiantes y viajeros que se pierden una de las oraciones establecidas.
La mezquita parece un lugar demasiado ocupado para las sesiones de exorcismo que se han llevado a cabo allí. Los imanes que regresaron a sus mezquitas después de que el EI fuera expulsado negaron cualquier conocimiento sobre la práctica de ese trito durante la ocupación. "La mayoría de la gente en Mosul no tenía idea de lo que estaba pasando aquí", reveló Othman a DW. "Quizás solo aquellos que regularmente venían a esta mezquita a orar tenían conocimiento", agregó. Las sesiones se llevaron a cabo entre el mediodía y las 3 pm, y solo en la sección de mujeres. "Solo mujeres usan la entrada lateral", indicó Othman.
Como almuédano durante el período de ocupación del EI, y por temor a represalias, Othman se mostró reacio a proporcionar su apellido. No obstante, por tener que ingresar cinco veces al día a la mezquita para la llamada, aseguró haber visto a docenas de mujeres extranjeras y locales que asistían regularmente a las sesiones.
Uno de los casos documentados fue el de una joven holandesa que vivía con su esposo, del EI, y sus dos hijos a la vuelta de la esquina en una casa que compartían con otra pareja perteneciente al grupo terrorista. Hoy, la casa sigue en pie, y sus dueños originales han regresado.
Exorcizando a los demonios
Laura H. (cuyo apellido está protegido por la ley holandesa) habló con el escritor holandés Thomas Rueb sobre la experiencia. Rueb posteriormente escribió un libro al respecto, que fue publicado el año pasado. Ella asistió a las sesiones, conocidas como ruqya en el islam, porque dijo que su esposo había abusado de ella, y buscó la causa de su comportamiento dentro de sí misma. Los djinn estaban bloqueando su fe, por lo que estaba cometiendo errores, le dijeron.
Laura H. afirmó haber visto a mujeres quitarse los guantes y sentarse en una pequeña habitación con las palmas hacia arriba. Ella fue testigo de cómo todas cerraban los ojos y el hombre que dirigía la sesión comenzaba a cantar textos del Corán con una voz extraña y aguda, que se tornaba cada vez más fuerte. Asimismo, observó cómo el hombre golpeaba a las mujeres en las palmas de sus manos, un escándalo de acuerdo con las reglas del EI, que prohíbe todo contacto físico entre hombres y mujeres que no estén casados o relacionados.
Ella recuerda cómo una mujer joven cayó en trance y se quitó el velo, otro tabú. Luego, las mujeres comenzaban a vomitar, caían al suelo como si hubieran perdido el control de sus músculos, mientras gritaban, lloraban y reían. Cuando la sesión terminaba después de unos 20 minutos, las mujeres volvían a arreglar sus vestimentas y salían en silencio.
El hombre encargado de dirigir las sesiones era Abu Younis, un sastre de 55 años sin educación islámica, atestiguó Othman. Younis tampoco tenía vínculos con el EI, pero debido a su popularidad, el grupo terrorista le permitió conducir el ruqya en la mezquita. Esto es bastante extraordinario, ya que el grupo había calificado muchas otras prácticas religiosas de shirk, o de idolatría. Asimismo, el EI había prohibido la venta de amuletos con textos coránicos e incluso había ejecutado a aquellos que ofrecían servicios de este tipo por considerar que usaban magia negra.
¿Hizo la vista gorda el Estado Islámico?
Antes del EI, estas habían sido prácticas comunes para los sunitas en Mosul y en otras partes de Irak. Para las mujeres que deseaban desesperadamente un hijo, o para personas con enfermedades, era requerido que visitaran a un imán u hombre santo para recibir un amuleto y una oración. Otras rezaban en las tumbas de santos. Según testigos en Mosul, las sesiones de exorcismo de djinn también eran comunes, especialmente entre sufíes. Pero el sufismo, una rama del islam sunita que está más abierto al ocultismo, estaba prohibido por el EI, al igual que todas las demás creencias y costumbres que no estaban en línea con la interpretación salafista del islamismo del grupo terrorista.
No obstante, el exorcismo de los djinn era aceptado. Eso se debe a que hace parte del Corán, asegura Jamal Hussen, experto y escritor sobre el islam salafista del Kurdistán iraquí. "De acuerdo con la doctrina salafista, las mujeres son más susceptibles a un djinn diabólico, porque su supuesta debilidad y falta de inteligencia son una invitación para el diablo". Quizás es por eso que, al parecer, solo asistieron mujeres a las sesiones de exorcismo; no se menciona en ninguna parte que, durante la ocupación, se realizaran sesiones a hombres.
En el Corán, los djinn son un tercer tipo de ser, junto con los humanos y los ángeles. Los últimos son mensajeros de Dios y creados a partir de la luz. Los djinn, por su parte, son espíritus creados a partir de una llama, dice Hussen, e imperceptibles a los sentidos humanos. Pueden ser buenos y malos, y compartir algunos hábitos con los humanos, como casarse y tener hijos. "Hay una sura completa en el Corán sobre los djinn", dijo, y es por eso que son parte de la fe de los grupos salafistas como el EI. Durante la guerra en Siria, el grupo terrorista declaró repetidamente que tenían ángeles y djinn que luchaban de su lado contra los no creyentes.
El método djinn
La medicina probablemente diagnosticaría los síntomas de alguien de quien se dice que está poseído por djinn como una enfermedad psiquiátrica. Pero en lugar de tratamiento médico, los salafistas someten a la paciente a sesiones en las que se leen versos del Corán y se ordena al djinn a abandonar el cuerpo. "A menudo, la paciente alucina o puede sufrir ataques epilépticos que pueden llevar a la muerte. Pero luego se dice que esto se debe a que el djinn se negó a abandonar el cuerpo".
El exorcismo debe ser llevado a cabo por un hombre, preferiblemente viejo y conocido por su fe, dice Hussein, pero admite que es extraño que, en las sociedades en las que los mundos masculino y femenino están tan estrictamente separados, como bajo la ocupación del EI, un hombre haya dirigido las sesiones para mujeres en la mezquita Haiba Khatoon. "Se sabe que hombres han abusado de la situación y han acosado a las mujeres", señaló. Es por eso que algunos de los sabios de Al-Azhar, la universidad religiosa más influyente para el islam sunita en El Cairo, han dicho que "este método no es más que un engaño y es corrupto".
Después de que se fue el EI, Abu Younis fue llevado por el Ejército iraquí, dijo Othman inicialmente, solo para contradecirse después y decir que no se puede contactar al hombre porque este se había ocultado. Más de un año después de que los combatientes del EI fueron expulsados de Mosul, todavía hay solicitudes de mujeres para sesiones de exorcismo, lo que implicaría que mujeres salafíes todavía están presentes en la ciudad. No obstante, ni hoy ni en un futuro próximo la mezquita Haiba Khatoon les proporcionará tal servicio. (few/dzc)
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