"Muerte cruzada" en Ecuador: ¿una salida a la crisis?
17 de mayo de 2023La posibilidad ya se venía barajando en los medios ecuatorianos desde hace días, a medida que avanzaba el juicio político contra el presidente Guillermo Lasso, por cargos de peculado (malversación) que él refutó con toda vehemencia. Adelantándose a una posible destitución, el mandatario recurrió a la opción de disolver la Asamblea Nacional por "grave crisis política y conmoción interna", que es una de las causales previstas para utilizar un mecanismo contemplado en la Constitución, conocido como "muerte cruzada”. Las otras dos se refieren al caso de que el Congreso asuma funciones que no le competen u obstruya reiterada e injustificadamente la ejecución del plan de desarrollo del país.
Medida polémica
La medida no está exenta de polémica. El expresidente Rafael Correa, exiliado en Bélgica, objetó en las redes sociales que exista una "grave conmoción política e interna" que la justifique. Y el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, habló de un "autogolpe de Estado".
Alberto Acosta, economista y expresidente de la asamblea que redactó la Carta Fundamental, está convencido de la fortaleza de la actual Constitución, que plantea vías para resolver las crisis políticas dentro del instrumentario constitucional y las normas democráticas.
Sin embargo, Acosta indicó en un mensaje a DW que ahora "se abre la puerta a una demanda de inconstitucionalidad, porque se afecta el debido proceso del juicio político” emprendido contra Lasso. Se podría estar "frente a una manipulación artificiosa de una institución jurídico constitucional, que podría llegar a ser conocida por la Corte Constitucional”, consideró. Pero recalcó que "la 'muerte cruzada', por sí, no es dictadura, es una herramienta constitucional”.
Una válvula de escape
En opinión de Esteban Nicholls, profesor e investigador de la Universidad Andina Simón Bolívar, de Quito, es importante la existencia de un mecanismo que ofrezca una vía de escape a la presión política. "Ventajosamente, la muerte cruzada está bien estipulada en la Constitución ecuatoriana”, dijo a DW en la víspera de la disolución del Congreso, admitiendo que podría haber discusiones en torno a las causales.
"La 'muerte cruzada' tiene muchos problemas, pero si uno ve la historia de Ecuador, cuando las fuerzas políticas ya no pueden llevar grano a su molino, usualmente se desataban grandes peleas callejeras, botaban al presidente y, en última instancia, los militares dirimían la situación”, recordó el catedrático.
"Escenario explosivo”
De todos modos, la "muerte cruzada” no resuelve los problemas de fondo. El Gobierno de Lasso ya era muy débil, en opinión de Constantin Groll, director de la oficina en Ecuador de la fundación Friedrich Ebert, cercana al partido socialdemócrata alemán. "Son varias las crisis que estamos viviendo”, dijo a DW, aludiendo, por ejemplo, a los indicadores de pobreza, que empeoraron con la pandemia. "No nos hemos podido recuperar. Hay una crisis económica, una crisis social”, afirmó, agregando que también crece la violencia y el país ya sobrepasó a Colombia en el índice de homicidios por cien mil habitantes. "Algo inédito en Ecuador”, apunta Groll.
También Acosta coincide en que Ecuador vive un momento muy complejo: "Los problemas que se habían acumulado en gobiernos anteriores y que se agudizaron en la pandemia, incluso con políticas económicas de austeridad, están configurando un escenario explosivo, al no encontrar respuestas por parte del actual Gobierno”.
Seis meses cruciales
De acuerdo con lo establecido en la Constitución, deberán celebrarse nuevas elecciones en seis meses, en los que el presidente puede gobernar por decreto. Y, en ese período, el panorama puede volverse más complejo, según Constantin Groll. "Creo que hay en la sociedad, en el espectro político, una idea de que, con este Gobierno, no se pueden solucionar los problemas que enfrenta el país”, indicó Groll a DW antes de la disolución de la Asamblea Nacional.
Nadie se atreve a descartar que se produzcan brotes de efervescencia social. "Lo que preocupa es qué es lo que va a hacer el presidente en los seis meses que tiene para convocar elecciones. Esos seis meses van a ser cruciales, porque la sensibilidad política está a flor de piel, y cualquier cosa que haga, bien o mal, va a haber quienes intenten derrocarlo”, advierte Nicholls. A su juicio, "el presidente Lasso no tiene el apoyo popular, no tiene el apoyo político ni tiene al poyo estratégico internacional como para gobernar por decreto".
Cualquiera sea el caso, Groll vaticina un período en el que la esfera política no generará respuestas contundentes a los problemas del país: "Estamos en un momento muy complejo y sin expectativa de soluciones a corto plazo”.
(ms)