¿Cáncer o asesinato?
6 de enero de 201212 días después del golpe militar en Chile, el domingo 23 de septiembre de 1973, el poeta Pablo Neruda moría en la Clínica Santa María, en Santiago. Todo estaba previsto para que al día siguiente viajara a México, donde sería recibido como invitado por el presidente de ese país. El avión esperaba en el aeropuerto para trasladarlo cuanto antes.
Sin embargo, este viaje que convertiría a Neruda en la segunda figura más importante de la resistencia a la dictadura, después de la viuda del presidente Allende, nunca se realizó. El poeta falleció ese domingo y la versión oficial –sostenida en forma unánime hasta hace poco- fue que el premio Nobel de Literatura dejó de existir a causa del avanzado cáncer de próstata que sufría desde hacía algunos años.
Sin embargo, recientes declaraciones del chofer del poeta, Manuel Araya, a una publicación mexicana, han generado controversia. Araya postula que Neruda habría muerto a causa de una inyección que le fue puesta en el centro asistencial ese mismo domingo.
“Hay numerosos informes médicos y de testigos que acreditan que Pablo Neruda no padecía de caquexia producto del cáncer, como indica el certificado de defunción de la clínica”, señala el abogado del Partido Comunista, Eduardo Contreras, el cual presentó una querella por este caso. El jurista aclara que caquexia es un estado de deterioro general avanzado y sostenido en el tiempo. Sin embargo, fotos y testimonios, incluido el del embajador mexicano, demostrarían que en esos días el poeta conversaba y caminaba, y no habría estado grave ni moribundo.
Contreras agrega que en medios de prensa chilenos, al día siguiente del deceso, se publicó que Neruda habría sufrido un infarto luego de que le pusieran una inyección para calmarle los dolores. Uno de los médicos que lo atendió declaró que efectivamente se le puso un calmante. “La gran pregunta es en qué dosis. Y tampoco tenemos certeza de qué le inyectaron”, agrega Contreras.
38 años después
Hoy el caso está en manos del juez Mario Carroza, el mismo que investigó recientemente el fallecimiento del ex presidente Salvador Allende. El magistrado está realizando diversas diligencias y citando a declarar a testigos. Ante la solicitud de la ficha médica de Neruda, la clínica contestó que no posee este documento. “Para mí es muy impactante y muy extraño –señala el abogado Contreras- que no tengan la ficha de una figura internacional como es Neruda. Y por otra parte, esta es la misma clínica donde más tarde asesinaron al ex presidente Eduardo Frei”.
“No tengo dudas de que a Neruda lo mataron. Sobre lo único que tengo dudas es si lo voy a poder demostrar”, afirma Contreras. El abogado cree que el juez podría ordenar la exhumación del cuerpo en las próximas semanas para que sea sometido a peritajes forenses, como se le ha solicitado.
Sin embargo, no hay certeza sobre la posibilidad de llegar a informes concluyentes. Los restos del poeta estuvieron sepultados en Santiago y luego fueron trasladados a su residencia de Isla Negra, frente al mar. Forenses consultados por los querellantes tienen opiniones diversas. Si bien la tecnología actual permitiría encontrar la presencia de algunas sustancias inoculadas, el efecto de la humedad de la costa podría dificultar los hallazgos. Hasta ahora, la Fundación Neruda se ha opuesto a la investigación y a que los restos del poeta sean exhumados.
El último día
Recientemente han aparecido nuevos testimonios, incluido el de una testigo que afirma que la viuda del poeta, Matilde Urrutia, le dijo que éste fue asesinado. ¿Por qué ella y Manuel Araya no hablaron antes? El abogado Contreras afirma que el clima de represión acalló cualquier otra versión que no fuera la oficial: “Por una parte el temor ante la dictadura creó esta idea que se transformó en mito. En un momento en que todos andaban corriendo por salvar su vida, nadie reclamó y pasó como un hecho más”.
Mientras Neruda estaba hospitalizado, Araya y Matilde Urrutia habrían viajado a Isla Negra a buscar algunas pertenencias que el poeta encargó para el viaje. Según Araya, Neruda los llamó para que regresaran en forma urgente, diciendo que le habían inyectado algo contra su voluntad. El chofer relata que al llegar lo encontraron agitado y tenía una mancha rojiza en el abdomen.
Araya habría sido enviado por un médico a comprar un medicamento y en la calle fue detenido por una patrulla y llevado hasta el Estadio Nacional, lugar de detención donde permaneció dos meses.
“Manuel era un muchacho de origen campesino –agrega Eduardo Contreras-. Vio que asesinaban a varios dirigentes y dice que trató de hablar, pero no lo escucharon. Ya estaba instalado en la conciencia colectiva de Chile que Neruda murió de cáncer”.
En busca de la verdad
En Berlín, el mayor biógrafo del poeta, David Schidlowsky, autor del libro “Las furias y las penas: Pablo Neruda y su tiempo“, considera que es muy valioso hacer una investigación de este tipo para aclarar las causas de su muerte y despejar todas las dudas, ante la aparición de estos nuevos antecedentes.
El profesor y estudioso en literatura indica que en sus indagaciones sobre Neruda no encontró datos sobre un posible homicidio. Efectivamente el autor de los 20 poemas de amor estaba sufriendo las complicaciones del cáncer que podría explicar su deceso a los 69 años de edad, pero las nuevas informaciones aparecidas ameritan una investigación.
“Yo creo que la figura de Neruda es tan internacional que aclarar cómo murió no va a cambiar su figura de gran poeta, con sus altos y bajos como todo ser humano –indica Schidlowsky-, pero para Chile sí es muy importante saber la verdad, para la confrontación de lo que fue la dictadura. Porque si llegan a demostrar que el segundo premio Nobel que tuvo Chile fue asesinado… una barbaridad como esa es inaceptable”.
Aunque no se pueda demostrar la acción de terceros en la muerte de Neruda, investigadores y cercanos al poeta siempre han sostenido que el golpe militar y la llegada de Augusto Pinochet al poder fue un duro revés para el estado anímico del poeta, que habría acelerado el proceso de su muerte.
“Ahora que hay nuevos antecedentes y dependiendo de los resultados de la investigación, es de esperar que se encuentre a los responsables, en caso de que haya sido asesinado”, concluye David Schidlowsky.
Autora: Victoria Dannemann
Editora: Claudia Herrera Pahl