Mujeres valerosas
21 de junio de 2011La violencia suele ensañarse con los más débiles. Y, a primera vista, en esa categoría caen las mujeres. En México, Ciudad Juárez se volvió tristemente célebre años atrás debido a los feminicidios. En Colombia, en zonas avasalladas por la violencia cruzada de guerrillas, paramilitares y narcotráfico, las mujeres no sólo han perdido a sus maridos, padres o hijos, sino que también han sido vejadas y han tenido que cargar con el peso de la guerra interna.
Valor subestimado
En Argentina, la cultura machista de los militares las menospreció en su día. Cuando comenzaron a reclamar frente a la Casa Rosada información sobre sus familiares desaparecidos, “pensaron que éramos unas locas”, cuenta Estela Barnes de Carlotto, líder de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Relata que la dictadura no las veía como un verdadero peligro. “Déjenlas que protesten, ya se van a cansar, decían”, relata esta mujer de pelo cano. “Pero se equivocaron”, enfatiza, agregando: “Hace 34 años que estamos caminando y seguiremos haciéndolo”.
El nieto de Estela no se cuenta entre los 104 hijos de opositores asesinados o desaparecidos -que crecieron en familias adoptivas sin conocer su origen- que las Abuelas de la Plaza de Mayo han logrado ubicar. Y ella lo sigue buscando, junto con otras mujeres incansables, que luchan por el derecho a la verdadera identidad.
Las mujeres de Ciudad Juárez
Con el menosprecio por las mujeres se las bate aún en la actualidad la abogada Imelda Marrufo Nava, activista de la red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez. Ella habla de una cultura misógina, donde se asesina a mujeres por el sólo hecho de serlo. Su ciudad, catalogada como la más peligrosa del mundo, se ve sumida en un marasmo de violencia generalizada, que tiende a velar el tema de los feminicidios, otrora en primer plano. “Nos dicen que el feminicidio ya no existe, pero eso no es cierto; las desapariciones van en aumento”, afirma. Y entrega cifras: 87 mujeres desaparecidas en 2008, 164 en 2009, y 50 asesinadas en enero y febrero de 2011.
Para Imelda Marrufo, el Estado, en lugar de esclarecer los crímenes, simula que lo hace. Por eso reclama “que los medios internacionales no permitan esa simulación”. Y pide poner atención en el trabajo educativo que se requiere para terminar con la “cultura sexista” en México.
Feminismo pacifista
El sexismo es también uno de los rasgos de la violencia imperante en el sur de Colombia, en el departamento de Putumayo, de donde viene Amanda Camilo Ibarra, coordinadora del movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres.
En medio de una sociedad “militarizada”, su postura es feminista y pacifista. Postula una “neutralidad activa frente a los actores armados que se están posicionando en nuestro territorio”, señala Amanda Camilo. Y asegura: “¡Nosotras, las mujeres de Colombia, no vamos a seguir pariendo hijos e hijas para la guerra!”
Es la visión femenina de una lucha que tiene muchos rostros y muchos contextos, pero que aúna los esfuerzos de mujeres valerosas que no se dan por vencidas en América Latina.
Autora: Emilia Rojas
Editor: Pablo Kummetz