Nacionalizaciones de Chávez preocupan a la industria alemana
30 de abril de 2008La nacionalización de la industria ha sido un instrumento probadamente ruinoso del Estado para apropiarse de los sectores productivos de una nación. Si bien es cierto que en el sector social el Estado debe y tiene que tomar parte activa en el desarrollo de un país, la experiencia histórica ha demostrado que la excesiva reglamentación y, sobre todo, las políticas intervencionistas en la producción industrial de un país se convierten en el principal obstáculo para el crecimiento de cualquier economía, así ésta esté recibiendo inmensos recursos gracias a la coyuntura de altos precios del petróleo, como la venezolana.
En efecto, la nacionalización de empresas de los sectores energético, de telecomunicaciones, construcción y alimentos significa un inmenso gasto que, a mediano o largo plazo, podría reventar la capacidad de las finanzas públicas del Estado venezolano. Pero hay otro factor negativo que se suma a la ola de nacionalizaciones: el presidente Chávez ha convertido la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en la “caja menor” que cubre los gastos generados por las nacionalizaciones.
“Las nacionalizaciones son un fenómeno que nos preocupa mucho”, dijo a DW-WORLD Barbara Konner, directora regional para las Américas de la Confederación alemana de Cámaras de Industria y Comercio. Si bien es cierto que las empresas alemanas aún no han sido afectadas directamente por la ola de nacionalizaciones en Venezuela “este tipo de economía no es nada favorable al ambiente que requiere la inversión”, agregó Konner.
España, Suiza, Francia, Italia y…
La estrategia de Hugo Chávez de controlar sectores estratégicos de la economía empezó en enero de 2007, cuando anunció la toma de control de proyectos en la industria petrolera, empresas del sector eléctrico y del mayor grupo de telecomunicaciones del país.
El pasado 9 de abril el Gobierno de Venezuela anunció que renacionalizará la siderúrgica Ternium Sidor, en manos del grupo italo-argentino Techint. Dicho consorcio industrial controlaba el 60% de las acciones de la siderúrgica, la mayor de la región andina y el Caribe y había sido privatizada en 1997. Si bien Argentina e Italia han sido los últimos países afectados, esa lista crece y crece. Entre ellos se encuentran Estados Unidos, México, Colombia, España, Francia, Suiza y Noruega.
Entre las mayores estatizaciones de empresas privadas ordenadas, hasta ahora, por el Gobierno de Chávez se cuenta la de procesadoras de petróleo. El Gobierno de Chávez tomó el 1° de mayo de 2007 las instalaciones de cuatro refinadoras de crudo pesado en la Faja Petrolífera del Orinoco, valoradas en 30.000 millones de dólares, que eran manejadas por petroleras internacionales. Esta orden de nacionalización obligó la salida de dos socias estadounidenses, Exxon Mobil y ConocoPhillips, que interpusieron sendos procesos de arbitraje contra Caracas. La estadounidense Chevron, la británica BP, la noruega Statoil y la francesa Total aceptaron los términos y permanecieron como socias minoritarias.
En el sector de las telecomunicaciones en 2007 se completó la estatización de CANTV, la mayor del sector, al adquirir más del 86% de sus títulos por unos 1.300 millones de dólares. Además de desbancar a la estadounidense Verizon, que era el accionista de referencia, Venezuela lanzó una Oferta Pública de Toma de Control (OPTC) sobre los títulos en la Bolsa de Caracas y el mercado estadounidense que permanecían en manos de minoritarios. Una maniobra que hizo derrumbar las acciones de CANTV.
Igualmente en 2007 Venezuela estatizó Electricidad de Caracas con la compra del 82% de las acciones que pertenecían a la estadounidense AES Corporation. Además, adquirió títulos adicionales de la empresa, la mayor eléctrica privada del país, a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en la Bolsa de Caracas, lo que le aseguró el control de más de un 90% de su capital. Venezuela se comprometió a pagar 106 millones de dólares a la estadounidense CMS Energy por su paquete accionario del 88% de la eléctrica local Seneca.
La industria alimentaria venezolana tampoco se ha escapado de la ola monopolizadora del Estado. Hugo Chávez amenazó justamente este 27 de abril con expropiar Empresas Polar, si la compañía dejaba de producir harina de maíz. "Si Polar para las fábricas de harina, se las expropio también", advirtió el Chávez amenazando además, con expropiar y ocupar, de inmediato la siderúrgica Ternium Sidor, en proceso de renacionalización.
Polar es una de las mayores compañías privadas de alimentos y bebidas del país con 30 plantas industriales y más de 150.000 puntos de ventas. Su división Alimentos Polar denunció a inicios de 2008 que efectivos militares le decomisaron arbitrariamente más de 500 toneladas de alimentos. Con incautaciones se pretende combatir el masivo desabastecimiento de productos básicos en Venezuela. Chávez ha dicho que el problema es acarreado por el consumo, la especulación y el acaparamiento, mientras los empresarios argumentan ineptitud gubernamental y burocracia.
La industria cementara privada ha sido, por su lado, otro de los sectores más golpeados por la administración Chávez. El último capítulo de la ordenada política de nacionalizaciones tocó fuertemente a las sucursales de la mexicana Cemex, la suiza Holcin y la francesa Lafarge, como lo informó a su tiempo el ministro de Energía, Rafael Ramírez que dirige una especie de comité de nacionalizaciones. Pero la primera víctima de las nacionalizaciones fue la empresa colombiana de materiales de construcción Cementos Argos que aún libra una tortuosa lucha jurídica por recuperar sus inversiones en Venezuela.
No debe pues sorprender que en Venezuela y el exterior, banqueros, empresarios y analistas estén preguntándose cuál sector será el próximo en la mira nacionalizadora del militar ex golpista Hugo Chávez Frías. ¿Acaso el financiero? Nadie lo sabe.
España no. Chávez prefiere a su correligionario iraní como inversionista
La zozobra es el mejor antirepelente contra la inversión nacional y extranjera en una economía de mercado. La inseguridad “hace que el efecto de una nacionalización sea aún más devastador", dice el analista Alejandro Grisanti del banco Barclays, quien consideró que estas medidas desincentivan la inversión en el país.
Uno de los sectores que ahora temen las nacionalizaciones es el rentable sector bancario. En Venezuela operan unos 46 bancos entre privados, estatales y de desarrollo. De ellos, unos 8 tienen capital extranjero o son filiales de banco foráneos. En medio de una disputa diplomática con España, luego de que el Rey Juan Carlos mandara a callar a Chávez, éste amenazó con nacionalizar los intereses de ese país en Venezuela que incluyen banca, telefonía y hotelería.
Las alarmas sonaron para dos de los cinco mayores bancos en Venezuela que son filiales españolas: Banco de Venezuela, del Grupo Santander, y Banco Provincial del BBVA. "Cualquier cosa podría pasar. Si (Chávez) decide ir por el banco, pues habrá que marcharse", dijo a una agencia de prensa un ejecutivo ibérico.
Más allá de quién podría ser el próximo, los analistas destacan el daño colateral provocado a la inversión por las nacionalizaciones, pese a que Caracas se jacta de registrar 18 trimestres consecutivos de expansión. "Las nacionalizaciones alimentan la incertidumbre a la inversión. En América Latina, sólo Argentina tiene más alto riesgo de inversión que Venezuela", dice Pedro Tuesta, analista para Latinoamérica de 4Cast, de Nueva York.
Pero no es que Hugo Chávez no quiera inversionistas extranjeros en Venezuela. Él ha hecho ingentes esfuerzos por atraer capital del Irán con cuyo presidente, Ahmud Ahmadineyad, ya ha cerrado 29 acuerdos económicos, además de apoyar su controvertido programa atómico y crear un fondo binacional alimentado con 2 mil millones de dólares.
¿Quién paga los multimillonarios costos?
El gobierno de Hugo Chávez ha gastado más de 20.000 millones de euros – suma equivalente a la actual deuda externa - durante los últimos meses para cubrir parte de los costos generados por las nacionalizaciones, dice un reporte de la organización patronal venezolana Fedecámaras. Según su portavoz, José Manuel González, “Venezuela enfrenta la destrucción progresiva del aparato productivo interno, ante la toma de empresas productivas y eficientes por parte del Estado, con gastos y sin generar un solo nuevo puesto de trabajo". A las anteriores deducciones se suman las onerosas medidas contra la galopante inflación por unos 5.000 millones de euros.
"La política económica del Gobierno es un completo fracaso", y si el país no se ha hundido aún es por el "inmenso caudal de dólares que ingresa por las ventas petroleras", dijo el líder de la oposición, Manuel Rosales que mira con preocupación el giro de las finanzas venezolanas en la puesta en marcha del "socialismo del siglo XXI" impulsado por Chávez.
Las dimensiones de esta “danza de los millones” se explican, en efecto, con el singular crecimiento de las reservas internacionales venezolanas que alcanzarían los 26.000 millones de euros. De hecho, los gastos del plan nacionalizador, más los de la lucha contra la inflación, pueden alcanzar el 15% del producto interno bruto (PIB) venezolano, que supera los 132.000 millones de euros, según The Economist.
Aún así, una economía, por robustas que estén sus arcas, no puede permitirse tales sobrecargas fiscales, en gran medida improductivas, ni la ineficiencia propia del Estado como patrón general. Las consecuencias del “gasto parásito” están a la vuelta de la esquina: con 29,1 %, la economía venezolana sufrió la mayor inflación de toda América Latina en los últimos 12 meses (abril 2007- abril 2008), seguida por Nicaragua con un ruinoso índice de inflación del 18.91%. Chile, por su parte, se luce con 8, 5% y Colombia con 5,9% anuales. Todos datos de sendos Bancos Centrales.
¿Hundimiento por vía monetaria?
Inflación, baja producción y desempleo causados por una desmedida política de nacionalizaciones componen, según los economistas, la ecuación del endeudamiento público que puede hacer colapsar una economía. En el mejor ejemplo de ello se convirtieron las economías planificadas del bloque comunista del Este europeo que hicieron implosión a finales de la década de los ochenta.
Pero ¿qué tanto poder expansivo tiene la gestión nacionalizadora de Chávez en América Latina? Aunque la iniciativa de Chávez en el sector petrolífero tiene mucho en común con la nacionalización de las reservas de gas natural proclamada por Evo Morales en Bolivia, tanto Evo Morales en Bolivia, como Rafael Correa en Ecuador siguen caracterizándose por ser impredecibles.
Los europeos se limitan, por ahora, a expresar su descontento con la creciente inseguridad fiscal y pública en Venezuela, a la que, como dice Barbara Konner, directora regional para las Américas de la Confederación alemana de Cámaras de Industria y Comercio, “se agrega la cada vez más obstaculizadora burocracia”.
Europa a la espera de mayor confiabilidad en Venezuela
Y eso que Alemania es uno de los pocos (nueve) países europeos que cuenta con acuerdo de protección y fomento de inversiones y uno de doble tributación. Esto deja la esperanza de que Alemania no vaya a ser golpeada tan fuertemente. Pero el populismo hace crecer los temores.
Konner empero, no pierde las esperanzas: “Hay que mantener el diálogo. Hay que hacerle ver al gobierno de Venezuela que esa política no puede ser favorable, tampoco para los venezolanos. La economía de libre mercado es la que permite el progreso”.
Y como las inversiones fluyen allá donde haya mayor seguridad jurídica, entre otros factores positivos, Miguel Gómez, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo Americana, una de las principales organizaciones patronales de ese país suramericano, no oculta la “satisfacción” con la política económica del Gobierno venezolano y llegó a afirmar algo que habla por la confiabilidad de Venezuela como plaza de inversiones: "Chávez se ha convertido en un gran promotor de la inversión extranjera... en Colombia".