Napolitano gana la presidencia italiana
10 de mayo de 2006Giorgio Napolitano ganó, por fin, la elección. En el cuarto intento consiguió la mayoría necesaria, que a estas alturas era del 50% más uno, y no de dos tercios, como en las votaciones previas. En definitiva, se convertirá en el próximo presidente de Italia, para alivio del primer ministro electo, Romano Prodi, y disgusto del saliente, Silvio Berlusconi.
División persistente
543 votos obtuvo finalmente el octogenario político, que tuvo un pasado comunista y ahora se presentó como una especie de figura conciliatoria. El resultado demuestra que, al menos, consiguió tres votos más que los propios de la alianza de Prodi. Pero eso, ciertamente, no permite hablar de consensos que superen la brecha entre los dos bandos, tras el estrechísimo resultado de los comicios parlamentarios italianos.
La división por lo tanto, seguirá haciéndose sentir en la pugna política cotidiana. Renato Schifani, destacada figura del partido de Berlusconi, Forza Italia, asegura que nada tiene contra la persona de Napolitano. Lo que critica, en cambio, es que la leve mayoría de Prodi se traduzca ahora en que "su gente" ocupe la presidencia de la Cámara de Diputados, del Senado y ahora también de la República.
Resistencia inútil
Pero la mayoría es la mayoría, por estrecha que fuere. Y también Berlusconi ha tenido que terminar por aceptarla. "Esta no es la voluntad del pueblo, pero le deseamos lo mejor", comentó lacónicamente tras la elección de Napolitano. Su intención de llamar a la resistencia civil, por ejemplo a través de una huelga tributaria, no parece entusiasmar demasiado a sus partidarios. Como lo señaló el ex fiscal Antonio Di Pietro, actualmente presidente de un partido pequeño de la coalición, "los italianos que votaron por Forza Italia no pueden creer que una huelga tributaria sea una medida correcta y aceptable para actuar contra el gobierno. No pagar impuestos implica que no habría dinero para las jubilaciones, para el sistema de salud, para la construcción de calles y muchas cosas más".
Eso no quiere decir que el camino quede, en adelante, totalmente despejado para Prodi. De hecho, muchos vaticinan que su gobierno tiene los días contados y será precisamente lo contrario de la administración fuerte que requiere el país, en vista de sus no pocos problemas. También el primer ministro electo tiene claro que le esperan días difíciles y así lo ha reconocido, señalando: "necesitaré la ayuda de todos los italianos. Y voy a tener que ganármela".