Niños rusos juegan a la guerra en los campamentos de verano
31 de julio de 2018Ejercicio matutino y un desayuno a base de huevos y avena en el comedor: en el campamento militar "Razvedbat", en un bosque en las afueras de Moscú, el día comienza como en miles de otros campamentos de verano en Rusia. No obstante, después del desayuno, los 30 jóvenes se ponen sus uniformes. En ruso, "Razvedbat" es la abreviatura de batallón de reconocimiento, y el logo del campamento está inspirado en el emblema de la inteligencia militar rusa.
Los niños tienen entre 10 y 16 años y están divididos en tres batallones, según su edad. Solo hay una chica en el campamento.
Los instructores dan a conocer el programa del día: desminar un campo, practicar cómo armar un rifle Kalashnikov y aprender a moverse con un arma. El día concluirá con un gran juego de paintball.
Escenarios reales
Todos los instructores en "Razvedbat" tienen un trasfondo militar. Algunos de ellos incluso son soldados activos. Aseguran que los escenarios en el campamento se basan en operaciones actuales del ejército ruso.
Nikita, de 15 años, es uno de los jóvenes que visitan el campamento. Si bien sus padres no están en el Ejército, dice estar pensando en convertirse en soldado. En el campamento quiere averiguar si la carrera militar es realmente su pasión.
Le gusta la aventura, aunque admite que a veces hace mucho frío cuando duermen en las tiendas de campaña y que llega a extrañar a su familia y sus amigos. En el campamento solo les está permitido usar los teléfonos celulares media hora por día.
"Aquí no te sientes como un ciudadano ruso normal, sino como un soldado en una misión secreta en otro país. Es totalmente diferente a la vida normal", dice Nikita.
Niños con juguetes
El programa del campamento, que dura dos semanas, incluye primeros auxilios y aprender a leer mapas, pero las armas parecen jugar un rol central. Los participantes practican cómo cargar y recargar los rifles Kalashnikov, cómo armar y desarmarlos y cómo moverse con ellos. Desde luego hay reglas: los rifles no están cargados con munición de verdad y no se debe apuntar con ellos a otras personas, eso solo está permitido en el juego de paintball.
"Si fuera por mí, los niños tendrían que dormir con sus armas", dice el instructor Aleksei, que prefiere no revelar su apellido. "Un hombre siempre debería llevar consigo un arma. Después de todo es su tarea proteger a los débiles, a las mujeres. Si no porta un arma, prácticamente ya no es un hombre", agrega.
Su colega y tocayo Aleksei Skotnikov es más crítico al respecto. Está convencido de que los niños pequeños deberían desarrollar un sentido de la responsabilidad antes de aprender a usar armas. "Creo que a partir de los 14 años se debería empezar a introducirlos en el uso de las armas. Si un niño es suficientemente fuerte para sostener un arma, debería saber cómo usarla", sostiene.
Un impulso patriótico
"Razvedbat" es un campamento privado y no recibe fondos de parte del gobierno. La directora, Olga Lagutina, asegura que el programa no se enfoca en el patriotismo, sino en mejorar el estado físico de los jóvenes y en desarrollar su sentido de responsabilidad y camaradería. "Está claro que, en caso necesario, defenderían a su país y no colaborarían con el enemigo. Pero nosotros no los estamos preparando para la guerra. De eso no se habla aquí", insiste Lagutina.
No obstante, los campamentos militares reflejan un sentimiento generalizado en Rusia. Un estudio de junio, financiado por el gobierno, muestra que el 92 por ciento de los rusos se consideran patriotas, la cifra más alta desde que Vladimir Putin asumió la presidencia en 2000.
Y, según una directiva gubernamental sobre "educación patriótica" aprobada el año pasado, los campamentos militares son una forma eficiente de infundir patriotismo en los jóvenes.
Emily Sherwin (VT/CP)
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