Ni contigo ni sin ti
26 de febrero de 2004El canciller alemán, Gerhard Schröder, inició una visita de dos días a Estados Unidos. Un viaje que simboliza el retorno a la normalidad en las relaciones bilaterales, tras la ruptura que supuso la oposición alemana a la guerra en Irak. A diferencia de hace un año, cuando las relaciones bilaterales llegaron a su punto más gélido, ahora el presidente George W. Bush muestra efusivamente su consideración hacia Alemania. Durante un discurso sobre la política de seguridad estadounidense, Bush se dirigió al embajador de Alemania en Washington, Wolfgang Ischinger, el primer y único diplomático a quien mencionó el jefe de la Casa Blanca: “Gracias señor embajador por estar aquí”. El gesto cuadra con el giro en el discurso de Bush, quien durante los últimos meses pregona por todo lo alto la relación amistosa germano-estadounidense.
Cautela ante campaña electoral
Este viernes, Schröder será recibido por Bush en la residencia presidencial, dos años después desde la última visita del canciller alemán a la Casa Blanca. Al encuentro de media hora le seguirá una comparecencia conjunta ante periodistas y posteriormente un almuerzo de trabajo. Fuentes de la cancillería aseguran que la visita de Schröder ha sido preparada hasta el último detalle y que se han tomado precauciones para que su encuentro con Bush no sea instrumentalizado en uno u otro sentido en la campaña electoral estadounidense. En la agenda figuran temas como el conflicto en Medio Oriente, la situación en Afganistán, el ingreso de Turquía en la UE y la reunificación de Chipre. Ambos mandatarios harán repaso de sus posturas frente a dos cumbres multilaterales próximas: la del G-8 en Estados Unidos y la de la OTAN en Estambul.
Negativa al envío de tropas a Irak
Schröder ofrecerá el respaldo alemán en la reconstrucción de Irak, que incluye la capacitación de policías iraquíes, así como varios programas de ayuda en colaboración con los gobiernos de Francia y Japón. Los objetivos de dichos programas son promover la capacitación profesional en el país mesopotámico, el desarrollo de infraestructuras para el suministro de agua potable y energía eléctrica, así como la organización de ministerios. Schröder aboga a favor de una condonación de la deuda iraquí, una iniciativa del canciller alemán que será negociada en el marco del Club de París al que pertenecen 19 países acreedores. A una cuestión el canciller no está dispuesto y es a enviar soldados alemanes a Irak. “No enviaremos tropas de combate a Irak”, dijo rotundo Schröder antes de partir.
¿Cuestión de química?
El contenido de las conversaciones será observado con atención, sobre todo hasta qué punto la distensión en las relaciones bilaterales llega a ser visible en un plano personal. “Ambos han representado en su cargo los intereses de su propio pueblo y así es también su relación personal”, señaló un diplomático alemán. Según la misma fuente, Schröder no invitará al jefe de la Casa Blanca a Berlín. La campaña electoral estadounidense entra en breve en su fase más álgida y el canciller no quiere inmiscuirse en ella. La única vez que Bush estuvo en Berlín fue en mayo del 2002.
Schröder inició su visita en Chicago con un discurso sobre la política económica alemana. La debilidad del dólar preocupa al canciller por sus efectos negativos sobre las exportaciones germanas y europeas. Al canciller también le interesa exponer los puntos más importantes de su agenda de reformas económicas con las que quiere que Alemania recupere su papel de locomotora de Europa.