Ni una cerveza para la AfD
22 de abril de 2017”¿No podrían haber elegido otro lugar?, pregunta una muchacha que trabaja en los baños públicos de Mauthgasse, a la vera del río Rin. La potente cuarentona teme, pero está llena de confianza: “Miedo no tengo. Si los manifestantes se alborotan, cierro la puerta y listo”, dice.
Pero en el fondo no se siente tan segura. Espera que mientras dure el congreso del partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) haya más personal, así no tiene que atravesar su picante turno sola.
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Woodstock sobre en el Rin
La policía espera cerca de 50 mil manifestantes el sábado en las marchas contra el Congreso partidario de la ultraderecha. Habrá concentraciones en los alrededores de Heumarkt y en la parte occidental de la ciudad, sobre el cordón verde, las organizaciones encargadas del carnaval de cada año preparan una suerte de “Woodstock colonés contra el racismo y la derecha”.
La ciudad está virtualmente sitiada. La entrada al hotel Maritim, la sede donde se realizará el congreso partidario, está bloqueada desde el viernes anterior. En la puerta principal hay muchos policías.
Un puente que divide
El amplio hall del hotel se encuentra desierto. Los restarantes, también. Solo hay un par de periodistas con sus cámaras apoyadas sobre las mesas. Gente del AFD y trabajadores del hotel pulen los últimos detalles para el evento. No se puede ver a ningún otro huésped.
El Heumarkt de Colonia va a ser una frontera entre dos mundos. En el Maritim, al sur del puente de Deutz, los políticos estarán atentos de los “preocupados ciudadanos”. Al norte estarán los manifestantes, con problemas muy distintos. Posiciones totalmente encontradas en temas como los refugiados, Europa, los extranjeros o el cosmopolitismo.
En paralelo, para los 4000 policías la principal de las preocupaciones es que los dos bandos no se crucen. La organización “Colonia contra la derecha” ya anunció que intentarán bloquear el hotel para que los miembros de la AFD no puedan llegar al hotel y así evitar que suceda la Convención Nacional.
Kölsch y kebab para los manifestantes
También de los potenciales disturbios entre manifestantes, conflictos con los peatones, turistas y comercioes tienen que ocuparse a policía. En ese sentido, desde el viernes por la tarde se encargan con mayor sigilo del control de varias vías de acceso a la ciudad.
"Es la primera vez aquí en Colonia derecha e izquierda se encuentran", dice el empleado de una tienda de kebabs que no quiere dar su nombre. Dice que no tiene temor a la violencia: "Los de izquierda no tienen nada en contra de los extranjeros", explica. Y agrega: "Hay un enjambre de policías, más seguridad no puede haber."
Como la mayoría de los locales de la zona, el negocio de kebabs planea abrir. La ecuación indica que con tanta gente van a aumentar las ventas. El planteo de la policía es que cada local debe decir si abre o no. Eso si, la venta al aire libre, por razones de seguridad, estará prohibida.
Una clara provocación
La alcaldesa de la ciudad, Henriette Reker, no tiene un partido propio, pero gobierna desde 2015 con una alianza conocida como “arco iris” con los verdes, la CDU de la canciller Angela Merkel y los liberales del FDP. “Quisiera agradecer la paciencia de los ciudadanos que deben soportar que Colonia, involuntariamente, sea escenario de disputas políticas”, declaró el viernes. Reker considera que el congreso es ni más ni menos que una “clara provocación”.
En términos generales, los habitantes de Colonia parecen demostrar cierta simpatía a favor de los manifestantes. “La derecha y los neonazis son peores que la izquierda radical. “Con esa derecha no queremos tener nada que ver”, concluye la muchacha trabajadora de Mauthgasse.