Niños prodigio en crisis
28 de enero de 2003Para Anja Rübenkamp el futuro era brillante. Cuando acabó sus estudios de filología germánica, primero soñó con hacer carrera en la radio. Aunque no encontró trabajo en este campo, el mercado laboral le brindaba otras oportunidades. Era la era de la nueva economía. Todo parecía posible.
Anja se inscribió en cursos de perfeccionamiento y después de diez meses ya llevaba el flamante título de "redactora multimedia". Prácticas en algunas empresas para ganar experiencia y al final un puesto fijo en una "start-up", formaban parte de un curriculum que compartía con miles de jóvenes de su generación.
Ascenso en una "start-up"
Su agencia prosperó y saltó de cinco a 15 colaboradores. A Anja le gustaron sobre todo "la energía, la solidaridad del equipo y el entusiasmo increíble" que caracterizaban el trabajo. Pero estas cualidades no pudieron ocultar que a la larga la agencia no ganaba dinero. "Los cobros pendientes no llegaron, las deudas crecieron más y más", dijo a DW-WORLD. Al final tuvieron que declararse en bancarrota.
Otra vez en la calle y sin la perspectiva de otro puesto fijo, Anja empezó a trabajar por cuenta propia. Con una programadora y una diseñadora gráfica creó su propia agencia. Al principio las cosas les iban bien. Sus amigos les encargaron páginas web y las recomendaban a su vez a otros amigos. Pero en ningún momento llegaron a ganar dinero.
El final de una era
Ahora la situación se presenta de tal manera que todos ahorran su dinero. Un cliente, por ejemplo, parecía muy interesado en el trabajo del pequeño equipo. Pero después de algunos días llamó y dijo que habían despedido a su mujer y que tenía que aplazar el encargo. Hoy Anja está desesperada: "No puedo vivir de promesas. Y este caso es típico." Hace más de dos meses que la agencia tuvo su último encargo. La quiebra está llamando a la puerta.
Anja ya está otra vez en búsqueda de un nuevo puesto fijo. Pero la situación en el mercado laboral es pésima: "Hay mucha gente muy calificada que busca trabajo. Hay una competencia increíble", se lamenta ante DW-WORLD. Si las cosas no mejoran, tendrá que recurrir a la oficina de empleo estatal, para solicitar ayuda financiera. El caso de Anja es sólo uno entre miles.