‘No’ a Bruselas, ‘Sí’ a Berlín
29 de agosto de 2003De los romanos se conoce una frase muy útil para el trabajo periodístico diario: ¿qui bono? – ¿a quién le conviene? La noticia de que el canciller socialdemócrata y su aliado en la coalición roji-verde, el ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer se quieran presentar de nuevo en la elecciones generales del 2006 saltó justamente al primer plano de los noticieros cuando en Berlín se presentó el resultado de la "Comisión Rürup", encargada de proponer cambios dolorosos en el sistema social alemán. ¿Pura coincidencia?
La oposición fue tomada de sorpresa y reacciona de mal humor. "Es una discusión sin sentido. De lo que se trata es de resolver los graves problemas de la actualidad y no de hablar de las elecciones de 2006", critica el jefe del gobierno bávaro y líder la Unión Cristianosocial (CSU), Edmund Stoiber. El presidente del Partido Liberal (FDP), Guido Westerwelle, calificó el anuncio de "amenaza para Alemania" ante el paro masivo, la crisis económica y la ola de quiebras empresariales.
Para el partido de Los Verdes, socio minoritario de la coalición en Berlín, la decisión de su político más destacado significa un alivio importante. La presidenta del partido, Angelika Beer mostró inmediatamente su satisfacción. "Celebramos poder continuar el difícil y necesario proceso de reformas con una clara perspectiva roji-verde", aseguró Beer.
Puerta cerrada
Con esta decisión, Fischer salió del paso de los incesantes rumores sobre su supuesta aspiración al futuro cargo de ministro de Asuntos Exteriores europeo, cuyos candidatos deberían ser nombrados en 2004, pese a que el puesto no se crearía antes de 2006.
Muchos observadores pensaron que un cambio a Bruselas sería un avance lógico en su carrera para el activista convertido en hombre de estado, que a pesar de su popularidad no tiene la posibilidad de avanzar en su país más allá de su actual rango como vicecanciller.
Fischer, de 55 años, ha encabezado el Ministerio de Asuntos Exteriores y ha ocupado la Vicecancillería con Schröder desde 1998 y se ha ganado reconocimiento internacional por su papel integrador europeo. Fischer encabeza desde hace años las listas de popularidad entre los políticos alemanes y desde 1994 ha sido considerado la "locomotora electoral de Los Verdes".
Resistencia estadounidense
Schröder reiteró en varias ocasiones que su amigo personal Fischer sería un excelente candidato para el puesto de un ministro de Asuntos Exteriores europeo, pero siempre supo que le resultaría muy difícil, por no decir imposible, ganar las elecciones generales del 2006 sin su número dos.
Además, Fischer se dio cuenta que sus posibilidades de hacerse con el cargo en Bruselas iban cayendo últimamente por la falta de respaldo entre los otros países de la Unión Europea. Repetidamente se lanzaron también rumores de que los Estados Unidos no aceptarían a Fischer como encargado de los asuntos exteriores de la Unión por el rechazo alemán a la guerra en Irak.
Para Joschka Fischer, el puesto europeo habría sido sin duda un sueño personal y la prolongación lógica de su carrera, pero quien más se beneficia ahora de la situación es definitivamente Gerhard Schröder.