No Alineados: consenso retórico
11 de septiembre de 2006La flor y nata de los gobernantes menos apreciados por Washington se dará cita en La Habana, comenzando por Fidel Castro, cuya figura despierta hoy tantas y quizá más emociones que las habituales debido a su estado de salud, y siguiendo por el presidente venezolano, Hugo Chávez, hasta llegar al presidente Iraní, Mahmud Ahmadineyad. Sus nombres encarnan, hoy por hoy, el desafío frontal a la política del presidente estadounidense, George W. Bush. Pero, desde luego, no representan a los 116 países que han enviado un total de cerca de 3.000 delegados a la reunión de los No Alineados en la capital cubana.
Agrupación heterogénea
Su carácter multifacético fue siempre un sello distintivo del Movimiento de los No Alineados que, al término de la confrontación Este-Oeste, quedó descolocado, cayendo en la insignificancia política. La intención de los anfitriones de reflotarlo ahora, como una especie de movimiento anti-neoliberal o antiglobalización, se topará pues con las mismas dificultades de siempre, en opinión de Bert Hoffmann, del Instituto de estudios Iberoamericanos, con sede en Hamburgo. "En términos políticos va a ser complicado, porque hay muchos intereses muy disímiles y habrá que ver cómo se puede traducir este consenso mínimo en un dinamismo político, más allá de esta cumbre", señala el politólogo alemán.
Efectivamente, entre los integrantes del Movimiento de los No Alineados figuran países bastante radicales, como Irán o Corea del Norte, y otros marcadamente moderados, como Egipto o Chile. Además, según hace notar Hoffmann, "hay gobiernos ligados al Islam, que es una doctrina que no se puede traducir fácilmente a otras coordenadas políticas".
El heredero de Fidel
Tampoco la oposición a la política estadounidense es un factor que baste para cohesionar a los No Alineados, en su búsqueda de un nuevo papel en el escenario político mundial. Hoffmann no considera adecuado hablar de un sentimiento anti-estadounidense, considerando que muchos países de este movimiento mantienen estrechas relaciones con la superpotencia. Pero, indudablemente, hay una postura contraria al actual sistema unipolar.
"Yo diría que en este sentido puede haber un consenso retórico, pero pasar a iniciativas políticas más prácticas me parece muy difícil con un grupo tan heterogéneo", subraya Hoffmann. En cuanto a las aspiraciones de Hugo Chávez de convertirse en una especie de líder de la izquierda mundial, el académico del Instituto de Estudios Iberoamericanos se remite a la impresión de que "Fidel Castro le está entregando el relevo de la revolución latinoamericana o más allá". No obstante, hace notar que su posición es mucho más radical que la de otros países de la región. "No me imagino que todos los gobiernos latinoamericanos estén muy felices de que hable en su nombre", dice Hoffnman, pero aclara: "todo depende de hasta dónde se quiera llegar haciendo declaraciones contra la política de Estados Unidos en Irak o Cuba. En eso hay consenso y, si Hugo Chávez lo articula, hasta ahí no hay problema para nadie".