Nosotros, nuestro miedo y el coronavirus
6 de marzo de 2020La taxista que me lleva al Instituto Robert Koch de Berlín tiene su propia visión sobre el tema número uno en Alemania. Ella pregunta: "Qué pasa si los periódicos escriben: '¡No tengas miedo del elefante rosa!' Entonces la gente dirá: 'Oh Dios, ¿Hay elefantes rosa aquí'?"
Esta es una descripción acertada de lo que Alemania está experimentando actualmente con el nuevo virus de China. Se han cancelado viajes de negocios, incluso en territorio nacional. En las oficinas, los desinfectantes de mano están repentinamente colgados en la pared. Las consultas de los médicos están repletas, la gente quiere ser examinada aunque no haya tenido ningún síntoma. Se cancelan las ferias de comercio, las conferencias de los partidos están en duda. Pero cada mañana el S-Bahn (Tren) está lleno como de costumbre. ¿Deberíamos seguir el consejo de los científicos y aplicar una cuarentena?
¿Deberíamos vaciar todo el mercado de inmediato?
La vedad es que nadie lo hace, pero los científicos también tienen razón: si todo el mundo se quedara quieto donde está durante dos semanas, el virus no tendría ninguna chance. Sin embargo, y a diferencia de Italia, según los expertos, la epidemia en Alemania todavía está en fase de "contención". En otras palabras, las personas deben ser aisladas y tratadas, mientras se localiza a las personas con las que tuvieron contacto. En ese caso, un jardín infantil o una escuela pueden ser cerrados, pero no el país.
Por lo tanto, ¿Deberíamos vaciar todo el mercado de inmediato, como lo hemos hecho aquí y allá? Cuando una sociedad se enfrenta al miedo, por desgracia, deja de lado los buenos modales, especialmente la sociedad alemana. La gente lleva máscaras protectoras, que según los expertos no sirven para nada, pero se necesitan urgentemente en hospitales y consultorios médicos. Además, es claramente criminal robar mascarillas y ofrecerlas a un precio excesivo por internet. Esto solamente ocurre porque la gente cae fácilmente en la histeria y crea el mercado ilegal.
En las conferencias de prensa con el ministro alemán de Salud Jens Spahn o los expertos del Instituto Robert Koch, se hacen preguntas que en realidad solo demuestran lo estúpido que pueden ser los periodistas. "¿Por qué aún no hay ninguna vacuna?", preguntan con un tono acusador. El virólogo Christian Drosten, que está investigando intensamente una vacuna con colegas internacionales, tiene entonces que controlarse y contestar siempre de la misma manera: El virus es nuevo, muchas cosas son aún desconocidas, estamos trabajando en ello, pero no hay una forma de hacerlo más rápido. Su mirada revela que considera que esto es una pérdida de tiempo.
Las ferias se cancelan, la Bundesliga se juega
Nos abrimos camino con mesura a través de la epidemia. La Bolsa Internacional de Turismo de Berlín se canceló, mientras que la Feria de Hannover se pospuso. En tanto, la Bundesliga se está jugando a estadio lleno. El presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, no insiste correctamente a través de su anuncio, que la mayoría de las nuevas infecciones ahora vienen del interior del país, por lo que la gente apenas traería el virus del extranjero. Es una buena noticia porque significa que probablemente hay un menor contacto entre las personas y los expertos pueden concentrarse en combatir el virus en el país.
En esencia, estamos frente a un evento de miedo colectivo. En nuestro próspero mundo, técnicamente controlado y automatizado, ya no estamos acostumbrados a que las cosas sean impredecibles. Y luego, de buena gana asumimos lo peor.
Lo que hace tiempo conocemos son las olas de gripe en la temporada de frío. Solo a modo de comparación: Desde principios de año y hasta el viernes 5 de marzo, más de 100.000 personas en Alemania se han enfermado de gripe y alrededor de 200 han muerto por eso. Entre ellos hay muchos ancianos, ya enfermos y debilitados. Pero este número no aparece en los titulares. Es como con los vuelos: los expertos y los estadísticos no se cansan de señalar que el avión es el medio de transporte más seguro de todos. El riesgo de morir por tráfico terrestre es mucho mayor, pero las imágenes de horribles accidentes aéreos siguen grabándose en el cerebro. Los miles de despegues y aterrizajes exitosos que se realizan cada día no valen la pena como titulares.
"Relájate, Alemania"
En general, mi impresión es que los médicos, enfermeros y científicos en Alemania están claros con el COVID-19. Ciertamente el sistema de salud tiene debilidades, las autoridades sanitarias de los municipios están sobrecargadas y hay poco personal. Por su parte, la globalización tiene sus cosas locas, como cuando queda en evidencia la cantidad de medicamentos que se producen en China y que ahora hacen faltan.
En casa, cuando me molesto mucho por cosas pequeñas, mis hijos me dicen: "¡Relájate, papá!". Lo que me hace sentir aún más molesto. Pero ahora yo también puedo usarlo: "¡Relájate, Alemania!" Tomemos el virus en serio, escuchemos a los expertos, retengamos los nervios. No olvide lavarse las manos, abstenerse de estrecharlas en el saludo y, en su lugar, sonreír amablemente. Y no asumamos lo peor.
(ju/jov)
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