Nubes bélicas en el horizonte económico
21 de febrero de 2003Nada luminoso se muestra el horizonte económico internacional. Prácticamente no pasa un mes sin que en algún lugar se corrijan hacia abajo los pronósticos de crecimiento. Ahora se dice que el Fondo Monetario Internacional se apresta a rebajar sus previsiones sobre el desarrollo de la economía mundial, de un 3,7 a un 3,3%. Todo esto mientras Europa se debate entre sus problemas presupuestarios, y Japón corre incluso peligro de caer en una deflación.
Este sombrío panorama sirve de telón de fondo al encuentro de los ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales de las siete principales potencias industrializadas: Estados Unidos, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Italia, Alemania y Francia. Este último país, que oficia de anfitrión, ya ha reconocido que tampoco alcanzará el crecimiento del 2,5% previsto para el año en curso. El jefe de la cartera de Hacienda gala, Francis Mer, no ha querido mencionar cifras concretas, pero se ve forzado a rendirse a la evidencia de que el clima económico mundial está resultando más negativo de lo que se esperaba hasta hace algunos meses.
El "Plan B"
La coyuntura no sólo se resiste a repuntar, sino que enfrenta nuevos y serios peligros, comenzando por el de una guerra contra Irak. Ese es el fantasma que ronda el encuentro del Grupo de los Siete (G-7) que, en estas circunstancias, despierta más expectativas que una simple reunión de rutina. Sobre todo se especula sobre las medidas que podrían adoptar las potencias rectoras de la economía mundial en el caso nada improbable de un conflicto militar en la zona del Golfo Pérsico, que alberga los mayores yacimientos petroleros del planeta.
En el G-7 se niega la existencia de un "Plan B" para tal situación. Sin embargo, es lógico que sus miembros estén pensando en qué providencias tomar para mitigar el impacto de una confrontación armada en el ámbito económico. Porque una guerra hará subir aún más el precio del petróleo, y eso redundará en un menor crecimiento. Lo que está en duda es si las potencias industrializadas emprenderán una acción coordinada para contrarrestar tales efectos.
Coordinación necesaria
A juicio del presidente del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas (DIW), Klaus Zimmermann, ese "plan de emergencia" sería necesario, sobre todo si la intervención militar en Irak se prolonga y se desata una crisis de aún mayores proporciones. En opinión de Zimmermann, habría que pensar entonces, por ejemplo, en rebajas de intereses o fórmulas para inyectar mayor liquidez a la economía. Pero se requeriría una política coordinada, ya que de poco servirían las medidas que pudieran aplicarse a nivel nacional.
Los analistas estiman que las diferencias políticas existentes entre Estados Unidos y la dupla germano-fracesa en torno a la crisis iraquí no incidirán mayormente en los debates del G-7. Según la edición alemana del Financial Times, impera la impresión de que los estadounidenses desean separar los temas económicos y financieros de las discusiones que han provocado severos roces transatlánticos en el último tiempo. Según dice el jefe del DIW, "los norteamericanos son lo suficientemente realistas como para saber que no pueden estabilizar solos la economía mundial".