Nueva estrategia energética europea
13 de noviembre de 2008Más del 50% de la energía consumida en Europa debe ser importada de otras regiones en la actualidad. Y todo hace prever que, a pesar de las medidas de ahorro que la UE se propone impulsar, la demanda seguirá aumentando. Por lo tanto, urge tomar medidas para garantizar el abastecimiento. La Comisión Europea presentó en Bruselas un documento con las líneas maestras de una nueva estrategia energética, que contempla el fomento de las fuentes alternativas de energía, con cuantiosas inversiones en parques eólicos y la creación de un “anillo energético” en torno al Mediterráneo, para llevar más energía solar a los hogares.
Alternativas a Rusia
Las experiencias de enero del 2006, cuando Rusia cerró el grifo del gas a su vecina Ucrania e hizo temer también a Europa idental con problemas de suministro, han llevado a las autoridades de Bruselas a la conclusión de que hay que tomar precauciones. La Comisión se pronuncia por elaborar una “plan de emergencia” efectivo. Pero lo más aconsejable es poner el parche antes de la herida. Es decir, buscar formas de reducir la dependencia de los combustibles rusos.
En concreto, se proponen grandes proyectos de infraestructura, como la creación de una red de parques eólicos en el Mar del Norte, la construcción de nuevos gasoductos desde el Mar Caspio hacia territorio europeo y la ampliación de las capacidades de almacenamiento de gas licuado, que puede ser traído también en buques.
Energía atómica
En forma indirecta pero bastante clara, la Comisión Europea se pronunció además a favor de la energía atómica. Según Bruselas, aparte de no provocar prácticamente emisiones de gases de efecto invernadero, existe otra ventaja: el uranio que se requiere para los reactores nucleares proviene principalmente de países geopolíticamente estables, como Canadá y Australia. No obstante, quedó claro que las decisiones al respecto no corresponden a la central comunitaria, sino que han de tomarse a nivel de cada estado.
El ahorro empieza por casa
También las consideraciones medioambientales tienen un papel importante en las propuestas de la Comisión Europea. A medio plazo, Bruselas quiere endurecer la regulación sobre el sistema de calificación existente para refrigeradores, televisores, lavadoras y otros electrodomésticos en base a su consumo eléctrico. Además, la Comisión pretende ampliar ese sistema de etiquetado energético a productos industriales como ascensores.
Por otra parte, se prevé crear certificados energéticos para edificios, así como obligar a realizar controles regulares obligatorios a calefacciones e instalaciones de aire acondicionado. Igualmente se piensa crear un sistema de clasificación para los neumáticos de automóviles, en función del ahorro de combustible que permitan. Los Estados miembros de la UE tienen ahora la palabra. Y es de esperarse que las decisiones no se dilaten mucho más ya que los ambiciosos planes europeos en la lucha contra el calentamiento global corren el peligro de no cumplirse al paso actual.