Nuevo paisaje político en Alemania: ¿mayor claridad?
28 de febrero de 2008Las elecciones regionales de Baja Sajonia y Hesse (27.01) y de la ciudad-estado de Hamburgo (24.02) midieron claramente el ascenso del más joven de los partidos alemanes, Die Linke. Su holgada entrada a esos parlamentos regionales hace ineludible replantear la geografía política alemana. En vez de un sistema de cuatro partidos, Alemania empieza a aceptar la idea de que su mapa partidista consta de cinco. En el ala centro-izquierda, la sociademocracia (SPD) y los Verdes; en el centro-derecha, los liberables (FDP) y la democracia cristiana (CDU/CSU). Y Die Linke, la Izquierda.
Die Linke
A la izquierda del SPD y con disidentes socialdemócratas y ex comunistas de la República Democrática Alemana se formó antes de las elecciones federales del 2006, una coalición que acabó fraguando Die Linke, en junio de 2007. Uno de sus fundadores, Oskar Lafontaine, antiguo socialdemócrata que abandonó intempestivamente su cargo de ministro de Economía bajo el canciller Schröder- asciende, básicamente, acusando al SPD de haber traicionado a su base.
Con lemas y promesas de justicia social y la fuerza de los ex comunistas del Este de Alemania, Die Linke ha logrado extender su base política y electoral y trascender los estados de la extinta RDA. Una vez roto el dique de contención que representa la frontera mental entre las dos Alemanias, La Izquierda reclama para sí ser "la conciencia social del país".
Hesse
La candidata socialdemócrata al gobierno de Hesse, Andrea Ypsilanti, no perdió tiempo en distanciarse de los ex comunistas; sin haber siquiera concluido el conteo de votos declaró que jamás haría coalición ni buscaría cohabitar con Die Linke. A un mes de las elecciones -con unos liberales que se mantienen fieles a sus socios conservadores- y dada la imposibilidad de formar gobierno en Hesse sólo con sus aliados ecologistas, Ypsilanti abre puertas en donde había muros. Al triunfar Die Linke también en Hamburgo, el presidente de los socialdemócratas, Kurt Beck, se vio casi obligado a reformular su postura: del más rotundo nunca pasó a un “no habrá una cooperación activa con Die Linke”. Y las especulaciones comenzaron: activa no, ¿pasiva sí? Mucho parece indicar que así será. Una coalición rojiverde, con tolerancia de los otros rojos. Lo que era ficción se transforma en realpolitik, opinan analistas de la prensa alemana.
Hamburgo
A más tardar a partir de la elecciones de Hamburgo –en donde la democracia cristiana perdió la mayoría absoluta con la había gobernado el popular Ole von Beust- la voluntad de los electores está planteando posibilidades antes impensables. Dado que tanto SPD como liberales mantienen en Hamburgo, la línea demarcatoria que se va borrando en Hesse, los verdes han pasado del coqueteo a una posiblidad real de cooperar en un gobierno con los conservadores. La CDU de la canciller alemana, Angela Merkel, confirmó ya que está dispuesta a pactar por primera vez en su historia un gobierno a escala regional con el partido ecologista. Ésta sería la primera vez que una coalición de con esta mezcla de colores superara el nivel del poder municipal.
Los Verdes, por su parte, no descartan opciones novedosas. Su disposición a negociar -declaran hasta el momento- no significa que hayan renunciado a sus líneas fundamentales en materia ambiental, energética y educación. "No se trata de pagar cualquier precio por obtener responsabilidad gubernamental, sino de lograr un cambio político", subraya Claudia Roth, líder de los ecologistas.
Hay deslaves interesantes en el panorama partidista regional alemán; los diques conocidos se rompen. Y lo más interesante de ello es que se ensaya con ello posibles paisajes para las elecciones federales de 2009. “Este último tiempo”, analiza Bernd Ulrich en el semanario Die Zeit, “ha demostrado que el elector alemán no puede saber muy bien lo que se haría con su voto”. Así, el elector del socialdemócrata Gerhard Schröder llevó al poder a la conservadora Angela Merkel o el que dio su voto a los verdes en Hamburgo, probablemente mantenga en el poder al conservador von Beust. En ese sentido, las nuevas constelaciones abiertas harían evolucionar la situación, para bien, asevera Ulrich: “un sistema de cinco partidos podría llegar a significar mayor claridad”.