Obispa protestante alemana detenida por conducir ebria
23 de febrero de 2010Sábado, 20 de febrero. Son las once de la noche y un Volkswagen Phaeton circula por las calles del centro de la ciudad alemana de Hannover. La luz roja de un semáforo brilla en uno de los cruces. Sin embargo, el conductor hace caso omiso y prosigue con su marcha. Una patrulla de la policía ha observado la escena y, pocos metros más adelante, obliga al infractor a detenerse. La sorpresa es mayúscula: al volante del vehículo se encuentra la máxima autoridad de la Iglesia Evangélica alemana, la obispa Margot Käßmann.
Los funcionarios proceden con la rutina habitual y someten a Kässmann a un control de alcoholemia. Para asombro de la policía, éste da positivo. Acto seguido, ofrecen a la obispa la posibilidad de realizar un análisis de sangre para determinar con exactitud el nivel de alcohol en el organismo. Tampoco hay duda: Margot Kässmann vuelve a dar positivo. Además, con unos índices realmente elevados: 1,54 gramos de alcohol por litro de sangre, más del triple del máximo permitido.
Retirada del permiso de conducir y multa
De momento, a Kässmann le ha sido retirado el permiso de conducir como medida cautelar. Además, la máxima representante de la Iglesia Evangélica alemana será procesada por un delito contra la seguridad vial. Kässmann podría verse privada de su licencia durante un año además de tener que abonar una multa equivalente a una mensualidad de su salario. También cabe la posibilidad que sea obligada a realizar una prueba médico-psicológica para obtener de nuevo su permiso de conducir. Un examen que en Alemania recibe el nada cariñoso sobrenombre de "Idiotentest" ("prueba para idiotas").
Sea como sea, la propia Kässmann ha salido al paso de las informaciones para asumir su responsabilidad. "Soy la primera sorprendida conmigo misma por haber cometido un fallo tan grave. Soy consciente de lo peligroso e irresponsable de conducir bajo los efectos del alcohol", aseguró en declaraciones al diario Bild la durante más de diez años obispa de Hannover, la mayor diócesis protestante del país, y desde octubre del año pasado la primera mujer en presidir la Iglesia Evangélica alemana.
Otra vez en el ojo del huracán
El incidente del pasado sábado vuelve a situar bajo los focos de la atención mediática a una mujer acostumbrada en los últimos tiempos a despertar fuertes controversias. La más reciente la enfrentó al ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, a raíz de una homilía de Año Nuevo duramente crítica con el despliegue militar alemán en Afganistán. Su vida privada también ha generado titulares. En 2007, Kässmann se divorció de su marido tras 26 años de matrimonio y cuatro hijos en común. Una decisión que en su momento despertó un fuerte debate.
En esta ocasión, ha habido reacciones para todos los gustos. Desde las filas de la Iglesia Evangélica, son muchos los que han mostrado cierta comprensión hacia las circunstancias que hipotéticamente puedan haber llevado a Kässmann a conducir en estado de embriaguez. El teólogo Friedrich Schorlemmer, ha calificado el incidente de "algo que puede suceder a aquellas personas que se encuentran bajo presión en puestos de responsabilidad pública". Mucho más duras fueron las palabras del pastor Ulrich Rüss, presidente de la conservadora Conferencia de Comunidades Evangélicas: "se trata de un hecho muy grave que debe acarrear consecuencias".
0,6 litros de vino o 1,3 litros de cerveza
Pero, ¿cuánto bebió exactamente Kässmann justo antes de ser sometida al control de alcoholemia? Según los cálculos de la Oficina Central Alemana de Prevención de Adicciones (DHS, por las siglas en alemán), una mujer que pese 55 kilogramos y arroje 1,54 gramos de alcohol por litro de sangre en el análisis debería haber bebido 51 gramos de alcohol. Una cifra que correspondería a alrededor de 1,3 litros de cerveza o 0,6 litros de vino.
Según la DHS, por regla general, una tasa de alcohol en sangre de 0,2 gramos por litro altera la percepción del riesgo y conduce a una valoración errónea de la velocidad. A partir de 0,5 gramos por litro, todas las reacciones del conductor se producen con mayor lentitud. Con una concentración de alcohol en sangre de entre 1,6 y 2,0 gramos por litro, en algunos estados federados alemanes se procede a realizar una exploración médico-psicológica del conductor.
Autor: dpa/afp /ev
Editor: Pablo Kummetz