OMC: “Esperamos no tener que volver a empezar de cero”
30 de julio de 2008Esta vez el acuerdo parecía estar tan cerca y, sin embargo, de nuevo no pudo ser. ¿Qué es lo que ha fallado?
Efectivamente, el acuerdo estaba muy cerca. Alguien dijo que hemos construido el 80% del puente. Pero claro, el 80% de un puente no sirve para pasar al otro lado.
En realidad el problema ha sido, como es habitual, la agricultura. Algunos países reclamaron un sistema especial de salvaguarda para el caso de que hubiera un aumento exagerado de importaciones por parte de otros países: no exclusivamente de los ricos, sino simplemente de otros países. Se han estado discutiendo cifras y aranceles, y al final India pedía un nivel de protección muy alto y Estados Unidos, y otros países como Uruguay y Paraguay, se opusieron.
Llevamos siete años de Ronda de Doha, ¿hay que empezar a hacerse a la idea de que el acuerdo es imposible?
De momento necesitamos un periodo de reflexión. Seguramente los siguientes meses, hasta finales de año, no verán actividad alguna a este respecto. Hay voluntad por parte de muchos países de no tirar por la borda lo que ya se ha conseguido. Se han gastado aquí miles de horas de trabajo y esfuerzo que no deberían tirarse a la basura. Pero va ser difícil. Después del maratón de los últimos siete años y el esfuerzo final de estos días, el ambiente en las delegaciones es de agotamiento. Habrá que esperar un poco.
Muchos advertían que estas negociaciones podrían ser la última oportunidad de Doha. Estados Unidos se embarca pronto en la campaña electoral…
Todos los países tienen interés en que el comercio avance, en liberalizarlo, en que haya reglas claras. Estados Unidos también, y eso cambia poco de una administración a otra. Es cierto que existe aquí cierto proteccionismo, sobre todo a nivel agrícola, que es lo que está detrás de este fracaso porque las medidas de salvaguarda se estaban diseñando precisamente para evitar la competencia de los productos subsidiados tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea.
Pero yo creo que el año que viene en Estados Unidos y en otros países habrá un nuevo equipo, un nuevo entrenador, quizás jugadores con nuevas ideas y quizás podamos empezar otra vez el partido.
¿Es precisamente ese “interés nacional” el que se interpone en el acuerdo, esa idea de que la globalización está muy bien siempre y cuando no me afecte a mí?
La política es una cuestión de interés propio. Aquí todo el mundo defiende a rajatabla sus intereses. Pero es cierto que, en aras de conseguir un acuerdo, hay países que han avanzado más que otros. Aquí se habla de las líneas rojas que no deben superarse, pero hay muchos países que dicen: 'nosotros, porque queríamos un acuerdo, hemos superado una serie de líneas rojas esperando que los otros también lo hicieran'. También hay países que no han podido dar ese paso porque no tenían margen de maniobra.
¿Los países ricos no tienen interés en que los pobres avancen? ¡Siga leyendo!
Los países en vías de desarrollo se quejan de que el modo en que está organizado el comercio mundial los condena a la pobreza. ¿Es este fracaso la prueba de que en el Norte no existe ningún interés en que cambie esta situación?
Yo creo que eso no es cierto. No voy a defender a nadie, pero la Unión Europea y Estados Unidos han hecho concesiones importantes en esta Ronda. No digo que su actitud sea totalmente altruista, pero sí que han entendido que si quieren abrir los mercados de otros tienen que abrir los suyos también.
Esta ronda se inició como una ronda para el desarrollo, con la idea de que más países participen en el sistema multilateral comercio. Ha habido un compromiso de reducir los subsidios a la producción. Hay ya un compromiso firme de abolir por completo los subsidios a la exportación, que son los que más afectan a los países en vías de desarrollo. Y ha habido un compromiso, que ahora queda en suspenso, para que se reduzcan a los países caribeños, por ejemplo, los aranceles de acceso a los mercados ricos.
Quienes han propuesto ese sistema de salvaguarda dicen que para ellos es de vital importancia porque de lo contrario no pueden garantizar su seguridad alimentaria, ¿ha influido la subida del precio de los alimentos en esta cuestión?
Aquí hay dos cosas. Por un lado, Uruguay y Paraguay dicen que este sistema les perjudica porque afectaría a los flujos de comercio entre los mismos países en desarrollo. Es decir, que no es una cuestión Norte-Sur, de ricos contra pobres, sino de procurar que el comercio fluya lo suficiente como para que haya alimentos para todos.
En segundo lugar, nosotros, la OMC, creemos que el gran problema de la escasez de alimentos en algunos países y de su encarecimiento es que hay excesivas subvenciones a la producción en los países ricos, lo que impide un nivel suficiente de inversión en los países en vías de desarrollo. Y eso es lo que hemos intentado equilibrar en estas negociaciones.
José Manuel Barroso, el presidente de la Comisión Europea, se ha apresurado a asegurar que Europa no ha sido culpable en el fracaso, ¿qué han hecho diferente los europeos?
Europa ha prometido un nivel de reducción arancelaria que ha ido bastante lejos. Yo no voy a hablar de lo que ha hecho Europa porque no me corresponde, pero aquí había un paquete de medidas sobre la mesa que sí iban a beneficiar a muchos países en desarrollo. Acabo de oír hablar a los embajadores en el Comité de Negociaciones Comerciales y ellos mismos dicen que los principales perjudicados por el fracaso de las negociaciones son los países en desarrollo.
¿Qué podría significar el fracaso para esos países?
Lo dicho: no va a haber una eliminación inmediata de subsidios, no va a haber mayor acceso a los mercados, quizás haya un aumento del proteccionismo…
¿Qué ambiente se respira ahora en la OMC?
Pues de una gran frustración por el enorme trabajo que se ha realizado en los últimos días y que finalmente no ha servido para nada. Lo único que esperamos es que lo avanzado pueda mantenerse para que, cuando se retomen las negociaciones, contemos con un punto de partida y no tengamos que volver a empezar de cero.