Opinión: el distante Carlo Ancelotti
30 de septiembre de 2017Carlo Ancelotti se sumió cada vez más hondo en el sillón de cuero azul, a la orilla de la cancha. El asiento en el estadio del Paris Saint-Germain es tan exclusivo como el millonario conjunto parisino, y sin embargo, el aún entrenador del Bayern se notaba sumamente incómodo. El torso apretado contra el respaldo, los labios apretados, la mirada congelada. Tan solo habían pasado 85 segundos del partido entre el Paris Saint-Germain y el Bayern Múnich, y Carlo Ancelotti lucía exhausto. Quizá ya preveía lo que iba a seguir tras el rápido 1-0 marcado por Dani Alves. No fue el único revés en esa tarde: el conjunto local jugó al contragolpe en su propio estadio mientras que el Bayern, pese a tener mayor posesión del balón, se mostró tácticamente dominado. Una humillación para la orgullosa "bestia negra”.
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Los muniqueses perdieron 0-3 el encuentro, y luego de acabado éste, un frustrado Karl-Heinz Rummenigge pronunció duras palabras en la cena: "Fue una derrota muy amarga”, dijo, "por la cual debe haber consecuencias". Estaba claro desde ese momento que los días de Ancelotti en Múnich estaban contados. Por una parte, fue algo sorpresivo; por otra, no.
Puntos de crítica
El balance de Ancelotti en esta temporada dista de ser catastrófico. De diez partidos, siete los ganó el Bayern, hubo un empate y dos derrotas. No son números que deslumbren a un Bayern acostumbrado al éxito, pero tampoco son para despedir a un técnico. Y sin embargo, se argumentó que "los resultados de nuestro equipo al comienzo del torneo no fueron lo que esperábamos". Eso dijo Rummenigge al justificar el despido. Más decisivo que los números fueron los métodos.
Sus testarudas alineaciones (como en París, sin jugadores como Hummels, Ribery o Robben en la formación inicial), su estrategia hasta cierto punto predecible (combinaciones controladas, sin mayores cambios de ritmo) y su estilo de liderazgo considerado "no ideal" (ruidosa insatisfacción de titulares como Thomas Müller y Lewandowski) lo colocaron en fuera de juego. Tampoco hay que olvidar que su cuota ya estaba agotada luego de la eliminación adelantada en la Liga de Campeones y en la Copa Alemana, el año pasado. La derrota de París y una complicada relación con el equipo fueron la gota que derramó el vaso y a partir de la cual la combinación Ancelotti-Bayern ya no funcionó. El entrenador se había distanciado.
Naturalmente, todo esto también tiene una dimensión política. Carlo Ancelotti fue el candidato de Rummenigge para suceder a Pep Guardiola, mientras que Uli Höneß no estaba tan convencido. Mientras peores eran los resultados y el desempeño del Bayern, más enrarecido era el ambiente tras bambalinas. En tales situaciones, Ancelotti mostró estoicismo. "Enfrentar diferencias en las directivas no era algo nuevo para él. Siempre estuvo en clubes con directivos complicados, como Silvio Berlusconi en el AC Milan. Ancelotti simplemente los ignoraba", dijo a la revista Focus el biógrafo Detlef Vetten. "A lo largo de su vida, Ancelotti aprendió que al final él se impondría". Esto es otro posible motivo del despido. Hay demasiados machos alfa en el FC Bayern, y todos se sienten con derecho de declararse triunfantes al final. Algo que no es posible.
Nueva perspectiva
En cambio, la solución interina es la adecuada. Willy Sagnol fue un jugador con profunda raigambre en el Bayern, tiene una buena relación con muchos de los jugadores, y no cae fácilmente en comportamientos arrogantes. El hasta ahora asistente tiene la misión de recobrar la tranquilidad y servir como puente al futuro del club. El verano próximo podría ser presentada la nueva solución, con el actual entrenador del Hoffenheim, Julian Nagelsmann. Hace poco, éste mencionó que dirigir al Bayern era uno de sus sueños. Pero el Hoffenheim no le ha permitido irse. Es una situación desacostumbrada para el Bayern. Y por el momento, el multicampeón deberá vivir con ella.