Opinión: juego de equilibrios de Merkel en Jordania y Líbano
23 de junio de 2018Algunos observadores especularon hasta el último momento sobre la cancelación del viaje. La canciller alemana, Angela Merkel, está demasiado ocupada en sus esfuerzos por proteger de las divisiones y fracturas a una Europa en cuyo seno hay una confrontación abierta en torno a la política de asilo. Además, su autoridad ha sido puesta en cuestión por su socio de coalición, los socialcristianos bávaros de la CSU. Y estando así las cosas, ¿iba Merkel a Jordania y Líbano, dos países árabes de evidente importancia global?
Soportan la mayor carga de refugiados sirios
Pero la canciller terminó yendo y la selección de sus citas y encuentros dejó claro que el viaje estaba absolutamente volcado a la política migratoria europea. En Amán, habló con estudiantes de la Universidad Germano-Jordana. En Beirut, visitó una escuela en la que, mediante un sistema de turnos dobles, estudiaban tanto alumnos libaneses como niños que han llegado al país huyendo de Siria.
Junto con Turquía, Jordania y Líbano aguantan la mayor carga de la ola de refugiados que ha generado la guerra civil siria. En el juego político del mundo de Merkel, esto tiene un papel enorme. La canciller fue allí a demostrar solidaridad. Al rey jordano Abdallá II, un fiable aliado de Occidente en la región, le prometió ayuda financiera adicional por valor de 100 millones de dólares. Igualmente, garantizó su apoyo al primer ministro libanés, Saad al Hariri. La estabilidad de ambos países, en los cuales viven más de dos millones de refugiados sirios, es imprescindible para Alemania y Europa.
La visita, sin embargo, dejó también un sabor irónico. La jefa de Gobierno de un país en el que muchos están insatisfechos con la presencia de inmigrantes y refugiados intentó aclarar a los líderes de esos dos Estados que en proporción a su población han acogido a muchos más refugiados, por qué estos tienen que quedarse allí más tiempo. La razón es que también en Líbano y en Jordania crece el descontento y, en consecuencia, la presión para dirigirse hacia un escenario político en el que los refugiados sirios pudieran volver a Siria. Un escenario que no quiere por ahora el Gobierno alemán, aun cuando el presidente sirio, Bachar al Assad, ha logrado con ayuda rusa e iraní derrotar a los rebeldes en gran parte del territorio.
Un juego de equilibrios por partida doble
Así, las declaraciones de Merkel tienen dos destinatarios: el público local y el alemán. Alemania es un "país abierto”, dijo en Amán, pero la acogida de los refugiados es naturalmente un "gran desafío”. Además, añadió, "nuestro pueblo tiene deseos y preocupaciones”. Algo para lo que se debe encontrar un equilibrio en la balanza. La de la canciller en el Medio Oriente es así una jugada de equilibrio por partida doble. El mensaje que quizás no se manifestó de forma más evidente fue otro: lo que a los alemanes les parezca bien no les saldrá barato a los libaneses y a los jordanos.
Autor: Christian Meier (EAL/RRR).
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