Opinión: Jugando con fuego
15 de octubre de 2015Tras el atentado en Ankara el fin de semana pasado, las investigaciones del caso siguen en curso. Sin embargo, ahora el Gobierno turco ha limitado el acceso a la información. Un tribunal prohibió a todos los medios informar sobre las investigaciones. Esto representa una clara violación a la Constitución.
De hecho, no solo se ha prohibido informar sobre las investigaciones, sino también criticarlas. Queda claro que se pretende evitar que se publiquen informaciones sensibles sobre las pesquisas. No obstante, esto no puede servir de excusa para suspender el derecho a la información. No es la primera vez que el Gobierno adopta medidas de este tipo, y tampoco será la última.
En busca de un chivo expiatorio
Desde el atentado del 10 de octubre, los ciudadanos turcos tratan de entender qué fue lo que pasó. Por su parte, los líderes políticos rechazan asumir la responsabilidad y dar explicaciones. Mientras que la oposición exige la dimisión del Gobierno, en las filas del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) este pensamiento pareciera ser insoportable.
Al prohibir informar sobre la investigación, el AKP pierde su credibilidad. A pocos días de las elecciones del primero de noviembre, aumentan las dudas sobre si logrará esclarecer el atentado. El hecho de que hayan sido destituidos varios jefes policiacos tras los hechos traumáticos, da la impresión de que el Gobierno solo busca a un chivo expiatorio, en lugar de encontrar al verdadero autor del atentado. La censura solo empeorará la situación.
Un juego peligroso
Este fin de semana, la canciller alemana, Angela Merkel, viajará a Turquía para reunirse con el presidente Recep Tayyip Erdogan y con el primero ministro Ahmet Davutoglu. De momento, Europa tiene otros problemas. Los jefes de Estado de la Unión Europea se preocupan sobre todo por los cientos de miles de refugiados que se dirigen a sus países.
La principal meta de los líderes europeos es que esos refugiados permanezcan en Turquía. No obstante, no deberíamos olvidar los fundamentos de Europa: la democracia, los derechos humanos y el derecho a la libertad de expresión. Estos valores están en peligro en Turquía. ¿Acaso Europa hace la vista gorda y sacrifica sus valores para lograr un acuerdo en la crisis de refugiados? Si la respuesta a esta pregunta es sí, entonces estamos jugando con fuego.