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La lucha por el bosque de Hambach es la lucha por el futuro

Sonya Diehn
17 de septiembre de 2018

La lucha por un trozo de bosque en Alemania es mucho más que una protesta de románticos amantes de los árboles. Es la lucha por el futuro de la energía y la protección del clima mundial, dice Sonya Diehn.

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Casa en un árbol de un activista en el bosque de Hambach
Casa en un árbol de un activista en el bosque de HambachImagen: DW/R. Connor

Puede que se haya enterado del drama que se desarrolla en el bosque de Hambach, a solo 50 kilómetros de la sede de DW en Bonn, Alemania. La Policía está desalojando de allí a un grupo de activistas que han estado ocupando parcelas y árboles en los que han construido viviendas durante los últimos seis años. Pero lo que no se ha destacado suficientemente es la gran importancia que tiene el resultado de esta lucha en cuanto al futuro de la energía en Alemania, así como en cuanto a la protección del clima en todo el mundo.

Los hechos

El consorcio energético RWE maneja algunas de las mayores minas de carbón en Europa, entre ellas, la mina de Hambach, en el oeste de Alemania, cerca de la frontera con Francia, Bélgica y los Países Bajos. RWE ha ido expandiendo el terreno de las excavaciones, a la vez que ha sacado provecho económico del carbón, desde hace décadas. A orillas de la inmensa mina a cielo abierto, quedan unas pocas hectáreas de vegetación: el bosque de Hambach.

Desde 2012, los activistas han estado viviendo en casas construidas en los árboles, hasta el día en que RWE, propietaria del terrero, se los permitiera. RWE tiene la autorización legal de talar una cierta cantidad de bosque, cada año, para extraer el carbón mineral que se encuentra en su suelo. Ahora, el gigante energético quiere derribar el bosque, justo cuando el Gobierno alemán ha encargado a una comisión especial estudiar la forma y la fecha en que el país abandonará la producción de carbón, el combustible fósil más contaminante. Alemania, durante mucho tiempo un líder de la transición a las fuentes renovables de energía, sabe que tiene que dejar el carbón para proteger el clima.

Ganancias a corto plazo vs. bienestar a largo plazo

Sonya Diehn, de DW
Sonya Diehn, de DW

Pero Alemania es esquizofrénica en lo que respecta a la energía. Por un lado, se ha impuesto ambiciosos objetivos de reducción de emisiones, y por el otro, el Gobierno ha estado cediendo al poder del lobby del carbón posponiendo su abandono. Todo esto, a pesar de que la salida del carbón es inevitable, especialmente porque las energías renovables ganan rápidamente ventaja como fuentes de energía más baratas.

El resultado de esta lucha dará forma al futuro de la energía en Alemania: si el bosque es talado, y el carbón es extraído para quemarlo, es una señal de que las cosas seguirán por años, como hasta ahora. Es probable que Alemania no cumpla con los límites de emisiones y contribuya así al dañino cambio climático. Pero si el bosque permanece intacto, podría ser un verdadero punto de inflexión para el futuro energético de este país.

Negocios, como siempre

Los activistas se han enfrentado a un fuerte oponente: mantener el estado de cosas, como de costumbre. Los cuidadores de árboles son personas pacíficas e idealistas que defienden lo que creen que es correcto. Aman la naturaleza y señalan cuán biodiverso es este pedazo de bosque. El bosque de Hambach es valioso debido a que es un recordatorio permanente de la antigua superficie boscosa que una vez se extendió por Alemania y por gran parte de Europa.

Entonces, ¿qué valoramos más y qué queremos para nuestro futuro? ¿Una naturaleza intacta y sostenibilidad, o las ganancias en moneda contante y sonante de los combustibles fósiles y catástrofes climáticas? Este es el verdadero sentido de su lucha.

Los contradictores señalan que si el carbón no se extrae, se perderían varios miles de empleos. Pero, ¿cuántos empleos se perderán si el cambio climático avanza? El extremo verano de Alemania en 2018, con sus pérdidas de hasta de un tercio de las cosechas, es una muestra de lo que está por venir si las cosas continúan así.

Otros argumentan que los activistas se equivocan al ocupar propiedad privada de RWE. Pero el hecho de que algo sea ilegal no significa que no deba hacerse. En siglos pasados, el voto de los negros era ilegal. Y, si nadie se hubiera opuesto, aún sería ilegal. 

Del mismo modo, el hecho de que algo sea legal, no significa necesariamente que sea lo correcto. Lo moralmente correcto para el Gobierno alemán sería parar la tala del bosque de Hambach, así como la consiguiente extracción y quema del carbón. Esto enviaría una señal al mundo en el sentido de que es hora de detener el predominio de los combustibles fósiles, y de reorientar nuestras economías energéticas hacia un futuro sostenible.

Sonya Diehn (JOV/CP)

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