Prisa sospechosa
2 de diciembre de 2015Presumiblemente, la Bundeswehr (ejército alemán) tendrá que participar en la operación militar contra el Estado Islámico (EI). Tras los atentados de París, Francia ha pedido ayuda a sus socios de la Unión Europea. Alemania sin duda, le ofrecerá la ayuda adecuada. El problema es la irritante prisa parlamentaria que el gobierno federal intenta imprimir en los últimos días.
El poder militar debe ser siempre el último recurso en un conflicto. Su último objetivo tiene que ser detener la violencia cruel e injusta para trabajar en la consolidación de un futuro más pacífico. Hay muchos indicios de que la intervención militar contra los combatientes terroristas del EI, que celebran la muerte y quieren la guerra, servirá para alcanzar este objetivo y está justificada éticamente. Siempre dentro de la proporcionalidad.
Consecuencia de la solidaridad
Los políticos que en las horas posteriores a los atentados del 13 de noviembre aseguraron que lo sucedido en París sacudió por igual a todos los europeos, ya fueran vieneses, berlineses o parisinos, ya han sido testigos de las consecuencias de los ataques. En las alianzas –tanto la UE como la OTAN- hay diferentes fortalezas y capacidades. La solicitud de apoyo médico solicitada por Francia al ejército alemán en caso de producirse otra “catástrofe” lo puso de manifiesto. Y es que la propia Francia está implicada, desde hace tiempo, en una misión militar en el norte de Mali de la que tanto el gobierno alemán como la Bundeswehr se desmarcaron.
“En caso de un ataque armado contra el territorio soberano de un Estado miembro, los otros Estados miembro le deben toda ayuda y apoyo en su poder", dice el Tratado de la UE. De eso trata el respaldo que está realizando Alemania mediante el suministro de aviones de reconocimiento Tornado, una fragata que acompaña al portaaviones francés en el Mediterráneo o mediante la formación de combatientes peshmerga en el norte de Irak.
El acuerdo político sobre el despliegue del Ejército en la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico va más allá de las capacidades de la coalición de Gobierno. Lo irritante y sospechoso del asunto es la prisa con la que el Bundestag debe debatir el tema. Este martes (02.12.2015), el gabinete federal decidió que el miércoles deberá ser debatido en la sesión plenaria del Bundestag. El jueves se llevarán a cabo las discusiones en las comisiones parlamentarias y, ya el viernes, el Parlamento decidirá qué hacer en un segundo y un tercer debate. Apuesto a que habrá diputados que, al cierre de la sesión, no sabrán cuántos aviones y soldados participarán en la acción militar. Antes de votar un asunto de estas características no basta con pedir consejo a los presidentes de los grupos.
Tiempo para reflexionar
Cuando las cosas se ponen serias en la política alemana, el panorama se vuelve muy agitado. Sucedió en el rescate al euro, en el momento de conceder paquetes de ayuda europeos a Grecia, y volvió a pasar cuando se tuvo que cambiar, por primera vez, la normativa de asilo. En uno u otro caso se habilitó la anulación de los plazos establecidos. En el caso actual, que implica una intervención del Ejército en la lucha contra el EI, se está actuando, sin embargo, con menosprecio al Parlamento y a la opinión pública. Si el Bundestag lo decide en la última sesión antes de las Navidades, que tendrá lugar dentro de dos semanas, los Tornado no tendrán que despegar antes de que termine el año. Pero, la pregunta es: ¿por qué los diputados no tienen tiempo para pensar?
Todo el mundo conoce las difíciles condiciones que implican las intervenciones militares en el conflicto actual. Ejemplo de ello son los enfrentamientos diarios entre Ankara y Moscú tras el derribo de un caza ruso por parte de las fuerzas de seguridad turcas. Y todos somos conscientes del drama que supone la utilización del ejército y la fuerza aérea. Y si no que se lo recuerden a los mandos alemanes que, en septiembre de 2009, bombardearon dos camiones cisterna secuestrados por los talibanes en Kunduz causando la muerte de numerosos civiles, o a los militares estadounidenses que, por error, atacaron un hospital de Médicos sin Fronteras a principios del mes de octubre, también en Kunduz (Afganistán).
Puesto que una acción militar siempre es difícil de soportar, de vez en cuando habría que aguantar un poco antes de intervenir. Aunque lo que sí sería importante es darle tiempo al Parlamento alemán para que tome una decisión.