Mike Pompeo escogió un territorio familiar para su primer gran discurso sobre política exterior. Y el nuevo Secretario de Estado de EE.UU. reincidió. Hace ya tres años, desde un podio de la fundación conservadora Heritage Foundation, Pompeo despotricó contra el Acuerdo Nuclear con Irán. Ahora, en su discurso de este 21 de mayo, habló con el peso de su cargo y el respaldo del Trump.
Hay muchas cosas criticables de la política de Irán en el Cercano y Medio Oriente, y otras tantas dentro del país. Pero la parcialidad de la postura de Mike Pompeo le quita la credibilidad a sus propias explicaciones. La compilación selectiva de supuestos hechos, la tergiversación y el desconocimiento de otros tantos despierta dudas sobre si existe un terreno común para el diálogo entre iraníes y europeos, y ni se diga entre Teherán y Washington.
Estados Unidos negocia desde una posición de fuerza, se dice en Washington. Pero Pompeo y la administración Trump no negocian: dictan. Las doce exigencias de Pompeo a Irán equivalen a una capitulación del régimen iraní. De lo contrario, lo amenaza con el estrangulamiento económico total.
En realidad, Mike Pompeo le ha declarado la guerra económica a Teherán y, paso seguido, ha enumerado una "coalición de los dispuestos". Pompeo espera que los socios europeos se unan. Aunque Pompeo está plenamente consciente de que Europa quiere conservar el Acuerdo Nuclear. En definitiva, Pompeo exige que Bruselas le entregue el control de sus decisiones sobre comercio, política exterior y seguridad a Washington.
El pueblo iraní solo podrá evitar el desastre auspiciando un cambio de régimen, amenaza Pompeo entre líneas. Un cambio que, sin duda, Estados Unidos quiere promover. Talvez Estados Unidos se haya olvidado que fue Washington el que tumbó el primer gobierno democrático en Irán en 1953 para reemplazarlo por la dictadura del Shah. Eso, los iraníes sí no lo han olvidado.
Los intransigentes fortalecen a los intransigentes
La jefa de política exterior de la UE, Federica Mogherini, afirma, con toda razón, que el Acuerdo Nuclear nunca fue concebido para acabar con todas las diferencias en las relaciones con Irán. Y Pompeo no ha explicado, de ninguna manera, cómo la cancelación unilateral del acuerdo hará la región más segura, y menos de cómo es que va supuestamente a aumentar la influencia sobre Teherán.
Una cosa es cierta: los intransigentes en Washington fortalecen a los intransigentes en Teherán. La exitosa estrategia que Alemania llevó a cabo en la posguerra de "cambio, gracias al acercamiento", fue descartada por Washington antes de que esta tuviera algún efecto en Irán. Recordemos que el sabotaje de Trump al Acuerdo Nuclear le impidió a Irán, desde el comienzo, recibir cualquier beneficio.
Europa tendrá que tomar decisiones difíciles: Washington exige lealtad de Europa a una política equivocada. Si Europa se mantiene fiel a sí misma y sus convicciones, la brecha transatlántica será más profunda, y Bruselas se acercará más a Moscú y Pekín, los otros signatarios del Acuerdo Nuclear.
Pero es de temer que, a largo plazo, Washington buscará "dividir para reinar”. Si eso no es suficiente, Bruselas no tiene mucho que oponer a las sanciones estadounidenses a las empresas europeas.
Matthias von Hein (jov/el)
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