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Opinión: ¿Campaña electoral aburrida? ¡Menos mal!

Amien Essif
18 de septiembre de 2017

Muchos dicen que la campaña electoral en Alemania es aburrida y anticuada. Pero Amien Essif, un estudiante de periodismo estadounidense que vive in Berlín, no podría estar más agradecido.

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Deutschland | TV-Duell Merkel und Schulz
Imagen: picture-alliance/dpa/dpa-Zentralbild/S. Kahnert

Salí de Estados Unidos en 2015, un año y medio antes de las últimas elecciones presidenciales de mi país. La cara de Donald Trump ya se veía diariamente en la televisión, como si fuese un viento fuerte anunciando la tormenta tropical. Y Barak Obama se veía como algo del pasado, alguien que ya no era capaz de mover algo en la política.

Ahora que observo las elecciones alemanas por primera vez, me sorprende el contraste. Apenas dos semanas antes de las elecciones, las campañas finalmente han entrado en pleno apogeo. Martin Schulz, el principal oponente de la canciller Angela Merkel, tardó en anunciar su candidatura hasta enero de este mismo año. E incluso a finales de agosto no quiso comentar sobre las encuestas, diciendo que era demasiado pronto.

Los medios de comunicación en Alemania y otros países europeos opinan que esta actitud es para echarse a dormir. Yo, sin embargo, pienso que merece respeto.

Farol, cartel y el político sonriendo

No es solo la brevedad de las campañas alemanas lo que me parece un alivio. Incluso esos carteles anticuados que cuelgan en cada poste en Berlín son encantadores en comparación con la masa de  anuncios de televisión y los correos electrónicos tipo spam en Estados Unidos. Los alemanes más inclinados por la tecnología moderna parecen estar avergonzados por sus carteles y tratan de bromear sobre ellos en mi presencia. Parece que me ven con un enviado de la tierra de las campañas digitales.

Deutschland Oberfranken - Wahlplakate im kleinen Dorf Ludwigschorgast in Nordbayern
Carteles anticuados en AlemaniaImagen: DW/S. Wünsch

La alternativa estadounidense puede ser moderna, pero también es monstruosa. En 2008, Barak Obama fue pionero en una táctica conocida como "microtargeting", y desde entonces se ha convertido en estándar. Los candidatos estadounidenses compilan archivos de datos sobre los votantes registrados y los llenan con infinita información personal, desde la edad hasta los programas de televisión favoritos. Los candidatos pueden entonces juntar a votantes potenciales en grupos como "madres jóvenes" o "hispanos conservadores" y enviarles correos electrónicos o llamarlos con mensajes específicos, a veces contradictorios.

Trump utilizó una técnica que sus activistas llamaron literalmente "operación de supresión de votantes", dirigida a votantes negros con anuncios atacando a su oponente, Hillary Clinton. El objetivo de la campaña de Trump no era convencer a esos votantes de votar por Trump, sino impedir que votasen por Clinton. El objetivo era que esa gente se quedase en casa sin votar.

Decencia e lugar de algoritmos

DW Volontärsjahrgang 2016-2018 Amien Essif
Amien Essif, estudiante de periodismo en DWImagen: DW/P. Böll

Clinton, por su parte, usó un algoritmo que ella llamó "Ada", que procesaba diariamente 400.000 modelos teóricos del posible resultado electoral, dando consejos sobre dónde Clinton debería dar discursos o publicar anuncios de televisión para aumentar sus posibilidades de ganar.

Las estrictas leyes de privacidad alemanas obligan a las campañas en este país a anonimizar todos los datos que se recopilan y dejar solo la ubicación geográfica, nunca nombres o números de teléfono.

Un asesor de la campaña de Angela Merkel me dijo que, por supuesto, su vida se haría más fácil si tuviera archivos personales de todos los votantes, pero que la ley alemana y su sentido de decencia no lo permitirían.

Más dinero, más problemas

Y encima hay otra razón por la cual las campañas en Alemania no son tan emocionantes como sus homólogas estadounidenses. En Alemania, los candidatos de los cuatro principales partidos políticos, en conjunto, gastaron menos de 60 millones de euros (71 millones de dólares) en las últimas elecciones de 2013. En las elecciones en Estados Unidos, solo Clinton recaudó 1.200 millones de dólares para su campaña.

Yo no soy un fan de la política aburrida, ciertamente no a expensas de un debate emocionante. Como ya señalaron los críticos, los principales candidatos han presentado agendas similares y tienden a estar de acuerdo en muchos puntos.

Pero el presidente de Estados Unidos es el resultado lógico de una campaña obsesionada con el entretenimiento en lugar de la información y con datos en vez de debates. Si los alemanes quieren modernizar sus campañas electorales, deberían buscar un mejor modelo para inspirarse que los Estados Unidos.

Autor: Amien Essif (GG)