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Deutsche Bank insiste con otra gran reestructuración

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Henrik Böhme
6 de marzo de 2017

Deutsche Bank ha renunciado a su sueño de convertirse en un actor global. En un intento por tener éxito de nuevo, la empresa se está reorientando a su mercado interno. Eso podría funcionar, o no, opina Henrik Böhme.

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Frankfurt Zentrale der Deutschen Bank
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Stratmann

A Deutsche Bank le encantan los domingos. Cuando despidieron a su desafortunado presidente ejecutivo Anshu Jain, en el verano de 2015, lo hicieron un domingo. Ahora, la reestructuración masiva que incluye aumentos de capital de miles de millones se ha anunciado nuevamente este domingo (05.03.2017). Y es que el comunicado de prensa de siete páginas, enviado a las 4:42 de la tarde, hora local no es cualquier cosa. Con este, la institución financiera revela un giro drástico: el Deutsche Bank volverá a ser alemán.

Se queda el Postbank

Los hechos lo atestiguan: después de una larga lucha, el Postbank, con sus millones de clientes de banca minorista, seguirá siendo, después de todo, una filial del Deutsche Bank. Y no porque el banco con sede en Fráncfort del Meno se haya vuelto súbitamente amante de su filial de Bonn: Deutsche Bank simplemente no pudo encontrar un comprador –ni siquiera en China– que quisiera ocuparse de un banco filial en tiempos de bajo interés y en medio de la revolución digital, que ha afectado también al sector bancario. Al menos, nadie quiso comprarlo al precio que pedía el Deutsche Bank.

Por otra parte, el nuevo enfoque en el mercado interno fue corroborado por dos decisiones de personal: el presidente ejecutivo John Cryan recibe a dos representantes alemanes, Marcus Schenck y Christian Sewing. En otras palabras: hay dos príncipes herederos que compiten ahora por el trono. Y es que, después de este domingo, ha quedado claro lo improbable que es que Cryan extienda su contrato, que termina en 2020. Hasta ahora, Schenck era director financiero del Deutsche Bank y Sewing, jefe de las operaciones alemanas del banco.

Henrik Böhme, analista de temas económicos en DW.
Henrik Böhme, analista de temas económicos en DW.

Incremento impopular de capital

No obstante, la nueva estrategia también tiene que ser corroborada financieramente porque recientemente el banco ha sido particularmente notable por generar gigantescas pérdidas. La presión sobre el presidente ejecutivo para que finalmente presentara una nueva estrategia había crecido cada vez más, especialmente desde Qatar, uno de los principales accionistas. Los jeques ahora poseen un poco más del 10 por ciento de las acciones de la mayor institución financiera alemana.

Y ciertamente no les gustará lo que el banco ha anunciado: tres años después del más reciente aumento de capital, el banco necesita una vez más pedir a sus inversores dinero. El banco espera obtener ocho mil millones de euros mediante la emisión de nuevas acciones. Eso era algo que habían querido evitar a toda costa y cada pregunta que abordaba este tema en conferencias de prensa durante los últimos meses fue evadida: 

No, no hay necesidad de hacer eso, estamos bien posicionados, tenemos 200 mil millones en efectivo en nuestras reservas. Incluso la denominada cuota de capital propio –el indicador más importante de estabilidad financiera en caso de crisis– había mejorado.

Aumentos de capital, es decir, la oferta pública de nuevas acciones, nunca es algo que a los inversores les guste ver porque reduce el valor de sus acciones. Para asegurarse de que los inversionistas reciban esto razonablemente bien, el banco anunció que pagaría al menos un pequeño dividendo, algo que no había hecho en el pasado reciente, debido a los miles de millones de pérdidas.

Además, el banco planea separar el exitoso negocio de gestión de activos y hacerlo público. Eso debería traer también un par de miles de millones.

Peces más pequeños

En resumen: el Deutsche Bank está redescubriendo sus viejas fortalezas. Quiere ser el "líder claro del mercado" de la banca corporativa y minorista en Alemania, estar involucrado cuando las empresas planeen inversiones grandes y pequeñas, y estar involucrado si estas quieren fusionarse o adquirir otros negocios. Pues, seamos claros: ¿cómo puede ser que el gigante químico alemán Bayer esté creando un acuerdo de 66.000 millones de dólares y que el Deutsche Bank no participe en su financiamiento? Esto no puede seguir así.

El Deutsche Bank estará persiguiendo a peces más pequeños a partir de ahora. Sin embargo, no hay garantía de que este nuevo cambio en la estrategia traerá éxito. Los tiempos están cambiando radicalmente ahora mismo, también en la industria bancaria. Solo si el personal de Fráncfort gestiona este equilibrio entre la reestructuración y la digitalización, la celebración del 150 aniversario del Deutsche Bank, en marzo de 2020, podrá ser un festejo relajado.