Opinión: El frío corazón de Europa
9 de marzo de 2016En la cumbre extraordinaria de la Unión Europea celebrada el pasado lunes (07.03.2016) se produjo un largo tiro y afloja sobre si la Ruta de los Balcanes está o no cerrada por completo para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, logró imponerse y suavizar ese punto, porque aún sueña con una solución europea. Apenas 24 horas después, Eslovenia y Croacia, miembros de la Unión Europea, cerraron sus fronteras completamente de forma oficial, sin negociarlo con el resto de países. Angela Merkel parece haber perdido la autoridad que le quedaba en Europa. ¿Sigue siendo esta su Europa, señora Merkel?
Tras el acuerdo que se perfila con Turquía, la consigna ahora es cerrar caminos y devolver a los refugiados. Ello quedó claro este miércoles (09.03.2016) durante la sesión del Parlamento Europeo. El Consejo, esto es, los jefes de Estado y de Gobierno, así como la Comisión Europea, enviaron a sus segundos. Estos corearon sus discursos con indiferencia y vendieron como “solución europea” la externalización del problema a Turquía y la culminación de la “fortaleza Europa”. Y eso es amargo. Sí, y también inhumano, porque a las personas que permanecen varadas en Grecia ante las puertas cerradas de Europa no se las mencionó ni una sola vez.
Desviar los ojos de la catástrofe
Solo Gabi Zimmer, representante de la izquierda europea, pronunció el nombre de la ciudad fronteriza de Idomeni, que simboliza la tragedia de los refugiados, y se lamentó por el repugnante comercio con estas personas y las deportaciones masivas que serán acordadas entre la Unión Europea y Turquía. Grecia no es capaz o no está en situación de preocuparse por la tragedia humana que ocurre ante sus puertas. La ayuda financiera prometida por la Unión Europea llegará en un par de meses, pues antes deben cambiarse un par de leyes presupuestarias. La Comisión Europea no pone en marcha una auténtica ayuda de emergencia para los migrantes varados en Grecia, aunque podría, según los tratados de la Unión Europea. ¿Por qué no lo hace?
El Alto Comisario de Naciones Unidas para los Refugiados echó en cara a la Unión Europea su inhumanidad y su planeada violación de las leyes. La UE y los candidatos a su membresía en los Balcanes están causando de forma intencionada una catástrofe humanitaria en la frontera greco-macedonia. ¿Qué tiene que suceder para que emerja algo de conciencia en los jefes de Estado y Gobierno de los países negociadores?
¿Una cuestión de conciencia?
Las condiciones en Grecia son ahora mucho peores de lo que eran en Hungría el pasado mes de septiembre. Entonces Angela Merkel y el canciller austríaco mostraron algo de humanidad permitiendo la entrada a refugiados. Ahora no queda nada de eso. Al contrario: incluso las espantosas imágenes de familias en el barro en Idomeni parecen bienvenidas si consiguen disuadir a nuevos migrantes, solicitantes de asilo y refugiados.
¿La Policía griega no es capaz de repartir agua y pan semanas después del cierre de la frontera? A la vista de todo este cinismo, la diputada verde Ska Keller ha planteado la única pregunta correcta a los jefes de Estado y de Gobierno: "¿Pueden ustedes dormir en paz por las noches?"
No hay una auténtica solución en perspectiva
Es incierto si se logrará acuerdo en torno a este plan endeble para frenar con Turquía la migración incontrolada. Algunos países encuentran elevadas las exigencias de Turquía, otros se oponen por principio a la necesaria distribución de refugiados en la Unión Europea. Los acuerdos que se tomen la próxima semana durante la nueva cumbre tampoco ayudarán a los migrantes de Idomeni que portan pancartas con la leyenda “Mamá Merkel”. Son rehenes de una Europa dividida, que está a punto de ceder al autoritario Gobierno turco el derecho de asilo.
Incluso aunque funcionara la estrategia de cierre-devolución, todos tienen claro que los migrantes buscarán nuevos caminos. Quizá no por el Egeo, sino por Bulgaria o Albania, Lampedusa o Malta. Los valores cristianos y humanitarios de los políticos de la Unión Europea se han perdido en el debate para para mantener lejos a los refugiados. Europa muestra su corazón más frío.