Opinión: El problema ignorado
10 de agosto de 2015La repulsión es genuina y la condena creíble. El ataque con cuchillo contra manifestantes del Orgullo Gay de Jerusalén y el ataque incendiario contra una familia palestina son dos de los trágicos casos que se veían venir.
Se trata de crímenes de odio cometidos por judíos ultra-ortodoxos, fanáticos nacionalistas y religiosos, a menudo conocidos por la Policía. El que ahora sean calificados por el Gobierno de Israel de "terroristas judíos", no debe interpretarse como un rompimiento del tabú.
Excesiva indulgencia con los extremistas judíos
Si bien no se puede culpar al Gobierno de Israel de la existencia de terroristas religiosos de extrema derecha, la paciencia que la política y la Justicia han tenido con estos ha sido grande. La mayoría de los ataques de colonos judíos contra la población palestina han quedado impunes. La Justicia israelí mide con doble vara.
¿Y ahora? Más allá de las condenas, el Gobierno de Israel solo ha tomado medidas inocuas, como la de implementar la llamada “retención administrativa” a terroristas judíos, hasta ahora solo aplicada a palestinos. Esto era posible desde antes, pero ahora se anuncia como una nueva medida para contrarrestar a los ultra-ortodoxos. Una medida que por lo demás, no debería aplicarse sino abolirse: permite arrestar a sospechosos por un periodo indeterminado sin tener si quiera que informales de qué se les acusa ni qué presuntas evidencias hay en su contra.
El mundo político israelí ha sido incapaz de lograr algo más convincente como por ejemplo un consenso general contra el terrorismo ultra-ortodoxo. La coalición de la derecha religiosa, que también incluye a ultra-ortodoxos y colonos, no tiene ni tendrá la voluntad necesaria para combatir el mal, y entre el gobierno y la oposición existe una profunda brecha. Los persistentes ataques xenófobos, homófobos, antipalestinos y antiárabes de políticos nacionalistas han sido el caldo de cultivo del extremismo en sus filas.
El terrorismo judío también afecta al Estado de Israel
"Terror es terror, no importa contra quien se dirija”, dijo el primer ministro Netanyahu. Sin embargo muchos miembros de su gobierno no comparten esta visión. Incluso el mismo se oponía hasta hace poco y con vehemencia a hablar de terrorismo judío. En este caso, el terrorismo no solo se dirige contra palestinos y homosexuales. Los extremistas no reconocen la legitimidad del Estado de Israel ni a su Gobierno. Es más, lo desprecian y están dispuestos a combatirlo para reemplazado por un sistema de su elección.
El Gobierno de Jerusalén no ha dado la importancia debida a esta amenaza y es de temerse que las medidas implementadas contra los radicales ultra-ortodoxos no sean más que puro accionismo.