Opinión: es hora de nuevas estrategias en Alemania
14 de mayo de 2017No es un terremoto, pero sí una tendencia que hay que tomar en cuenta. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) ganó, el Partido Socialdemócrata (SPD) queda rezagado – ¡y de qué manera! Y el Partido Liberal (FDP) está de fiesta. Lo único pronosticable era el pequeño éxito de la AfD. Y que Los Verdes se contraerían aún más, en uno de sus bastiones políticos. Sin embargo, esto tampoco sorprende. Visto de forma general, la preferencia de los votantes en el occidente del país es una señal de consolidación en el tranquilo centro.
Los hechos son claros: esta es la segunda vez que la CDU gana en la gran Renania del Norte-Westfalia en las últimas cinco décadas. Y todo gracias al poco efusivo Armin Laschet, quien con su imagen de buena persona, logró su mayor ventaja política en esta campaña aburrida. Pero: el tranquilo Armin se impuso y la pregunta mañana temprano será: ¿cómo lo hizo? La respuesta parece dividirse en dos, pero aún así estas guardan relación entre sí. No es casualidad que las elecciones del estado Renania del Norte-Westfalia sean consideradas la verdadera prueba para el gobierno federal. Muchos menos, cuatro meses y medio antes de las elecciones federales generales para el Bundestag. Detrás de la victoria de la CDU en las regiones del Rin y Ruhr, está Angela Merkel. Ingenuos son los que no se dan cuenta.
La influencia externa
Hace semanas que el estado de ánimo cambió en esta región del país. Temas locales clásicos, como la reducción de horas en las escuelas, el alto índice de criminalidad, los atascos de tráfico en las autopistas alemanas - jugaron un papel, pero sólo un papel menor. Esta elección estatal se determinó por las principales disyuntivas internacionales.
En estas justas regionales alemanas, los temas determinantes fueron los internacionales. Bajo la impresión de una muy debilitada UE, por consecuencias del "brexit, de los populistas de derecha en Polonia, Hungría, Austria, Francia y de Donald Trump, que como un imprevisible payaso político entretiene al mundo, pero sobre todo asusta. Nunca antes una elección regional fue tan influenciada por fenómenos globales que preocupan.
El SPD es aquí el gran perdedor del día. Y con ellos queda demostrada nuevamente la vieja estrategia de Merkel: no hacer nada o quizá poco, mantener la calma, dejar que los otros cometan los errores.Tres elecciones regionales este año, tres veces vencen los conservadores del CDU. El SPD regresa así al lugar que tuvo durante años: a su punto más bajo.
Sin temor al AfD
Y hay otros efectos. Durante meses casi sólo nos hemos hecho preguntas sobre el posible resultado de dos dígitos de los populistas de derecha del Alternativa para Alemania (AfD) en el estado federal más grande, y con ello aportar a una desestabilización política. Ahora llegan sin hacer mucho ruido y superan la valla electoral de cinco por ciento. De este modo, se convierten en una fuerza en todo el país, pero no una que cause temor.
Que los Verdes hayan perdido su atractivo, se explica por la falta de temas adecuados en la campaña. Este partido paga un precio alto donde su competencia, la conservadora Angela Merkel, gana los aplausos y que ellos también hubieran hecho: acogiendo a los refugiados y siendo humanitarios. Todo queda así: Merkel recupera de otros partidos lo que en su propio CDU, a través de sus críticos, ha perdido.
El gran proyecto "Jamaica”
Ahora, quizá tengan los Verdes todavía la oportunidad de llegar a un acuerdo y sacar así de la derrota algún beneficio. Tal como van los resultados, la CDU con el resurgimiento del FDP no llegan a tener una mayoría absoluta. Con los Verdes, el proyecto "Jamaica” (por los colores de la bandera y el de los partidos) podría convertirse en un proyecto político grande. En lo profundo, a los occidentales siempre les gusta experimentar políticamente. ¿Por qué no ahora? Es hora de probar algo nuevo. Y de ninguna manera hacer otra vez una gran coalición. Los Verdes ya se habían pronunciado antes en contra de "Jamaica”. Pero los objetivos más grandes aún están por venir. Esta posible alianza tripartita podría ser pronto inevitable; en tiempos en los que en lugar de cuatro sean seis los partidos en el Parlamento.