No sé por dónde empezar. ¿Por las mentiras con las que el gobierno de EE. UU. intenta culpar , de nuevo, a otros? ¿O por la hipocresía de aquellos que juran por la Biblia y patean a los más débiles? ¿O por un presidente que no respeta nada ni a nadie para imponer sus intereses, y ni siquiera se inmuta tomando a niños de inmigrantes como rehenes?
Sí, es cierto que este gobierno de EE.UU. no ha ordenado explícitamente que los niños sean separados de sus padres en la frontera, como ha señalado correctamente Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU.
La ley para procesar a inmigrantes ilegales no ha cambiado formalmente en los últimos meses. Y sin embargo, o tal vez por eso, el gobierno de Trump no puede evadir la responsabilidad de lo que está sucediendo en la frontera entre EE. UU. y México. Se debe a su "política de tolerancia cero", anunciada por el secretario de Justicia, Jeff Sessions, que todos estén siendo arrestados en la frontera.
Los inmigrantes, ¿criminales?
De acuerdo con esta política, ahora se supone de entrada que los inmigrantes han cometido un delito, ya sea que viajen solos o con niños, independientemente de que deseen o no solicitar asilo, tengan o no un pasado criminal.
Y eso significa que los padres sean invariablemente acusados y detenidos. Los niños de El Salvador, Honduras o Guatemala son separados de sus familias. Más de 100 de los niños y niñas separados de sus padres en abril y mayo tenían menos de cuatro años. ¿Qué tipo de persona se tiene que ser para justificar tal procedimiento?
Bajo la administración de Obama, las familias eran separadas solo en circunstancias excepcionales, la mayoría de ellas pudieron presentar su solicitud de asilo en Estados Unidos y esperar la decisión. En ese momento, el enjuiciamiento se centraba solo en miembros de pandillas y delincuentes.
Trump miente cuando afirma que los demócratas tienen la culpa de la situación. Aún más descarada es la afirmación de que los demócratas podrían cambiar esa situación, cuando son los republicanos los que tienen las mayorías; es decir, son los únicos que pueden cambiar las leyes. Pero los diputados republicanos prefieren bajar la cabeza y publicar lindas imágenes deseando un "Feliz Día del Padre". Más cinismo es imposible.
Niños rehenes
El cálculo de Trump es obvio: toma a los niños como rehenes y los usa como arma para obligar a los demócratas en el Congreso a apoyar una reforma migratoria, como él la quiere. Si quieren aliviar el sufrimiento de los niños, suena el mensaje, entonces aprueben leyes de inmigración más estrictas y un muro entre EE. UU. y México. Obviamente que no le importa atentar contra la esencia democrática del país. La culpabilidad por parentesco solo existe en las dictaduras, no en las democracias.
Pero encaja en su forma de pensar: después de todo, Trump tilda a los demócratas, como el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, de "débil”, y admira públicamente a dictadores como Kim Jong-un, de Corea del Norte, porque sus súbditos les rinden pleitesía.
Pero lo aterrador no es solo lo lejos que Donald Trump y su gobierno están dispuestos a ir. Aterrador es igualmente que el Partido Republicano permita que tantos estadounidenses aprueben los excesos. Aterrador es que cierren los ojos ante tantas mentiras e hipocresías, ante los ataques a la prensa y las instituciones democráticas que toleran su inhumanidad.
"Hacer que Estados Unidos sea grandioso nuevamente", prometía Donald Trump en su campaña electoral. Pero así, Estados Unidos no va a ser "grandioso”, sino "insignificante”.
Christina Bergmann (jov/el)
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