Gana el mundo entero
13 de diciembre de 2015¡Eso sí que es un buen resultado! Los 195 países de las Naciones Unidas se han puesto de acuerdo en un tratado sobre el clima que limita el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados Celsius, hasta 1,5 grados. Un acuerdo que ya no deja los objetivos climáticos al criterio de cada país, sino que los subordina a un convenio internacional jurídicamente vinculante, que además evaluará su cumplimiento. Y, algo impensable hace poco tiempo, un acuerdo que proporciona el apoyo financiero necesario a los países pobres para cumplirlo.
Han ganado todos, más allá del hecho de controlar el cambio climático. Los europeos, cuya unión política es una continua discusión en los titulares de prensa, se unieron, al menos varios países, para impulsar un acuerdo ambicioso. Los pequeños estados insulares, cuya supervivencia depende de reducir el efecto invernadero y vienen desarrollando cada vez más confianza en sus posibilidades desde la cumbre de Río de Janeiro en 1992, también. Las pequeñas Islas Marshall, al frente de una coalición de 79 países pobres, clamaban en París por defender su propia existencia, amenazada por la subida del nivel del mar. Brasil se les unió. México, también. Y Estados Unidos. ¡Estados Unidos siguiendo a las Islas Marshall! ¡Increíble! Y al final las gigantes economías emergentes de China y la India renunciaron a sus resistencias y dejaron el camino libre para este triunfo diplomático.
La obra maestra de Laurent Fabius
Ningún nombre será tan recordado en el futuro en relación a estas dos semanas en París como el de Laurent Fabius. Un mes después de los terribles atentados terroristas en la ciudad, el ministro de Exteriores francés ha encendido una luz de esperanza en su país. Con estoica calma, el que ha ejercido como presidente de la conferencia ha desplegado en las negociaciones gran habilidad diplomática, incluso al atravesar aguas turbulentas. Quienes vivieron el naufragio de la Conferencia de Copenhague, hace seis años, son conscientes del extraordinario logro que esto supone. En ese momento, la presidencia danesa hizo casi todo mal al tratar de hallar un punto medio entre las sensibilidades de los países pobres y ricos. Fabius ha hecho, ahora, todo lo contrario.
Es también un triunfo para los grupos ambientalistas, a menudo subvalorados, que han acompañado estas cumbres desde Río y han influido en el proceso de protección internacional del clima. Con duras, a veces exageradas, críticas; con exigencias a veces poco razonables… pero siempre con el ojo en las advertencias de la ciencia. Y es un triunfo, asimismo, de Naciones Unidas, que ha demostrado que puede hacer frente a los problemas globales.
Ahora toca seguir el impulso de París: las inversiones deben irse desplazando de las energías fósiles a las renovables. Y deben fluir los fondos prometidos a los países pobres. Todo esto ya ha comenzado. Ahora el proceso tiene que despegar realmente. Quizá, en un mundo en el que las crisis se superponen y recrudecen, el rayo de esperanza tenga que venir, precisamente, del medio ambiente: la comunidad internacional puede hacer frente a sus problemas unida. ¡Bien hecho, Francia!