La crisis del “Paquetazo”: ¿Un nuevo comienzo para Ecuador?
15 de octubre de 2019Ecuador resolvió la crisis a su manera. Una mesa de diálogo, auspiciada por la misión de Naciones Unidas de Ecuador y la Conferencia Episcopal. Las partes enfrentadas, representando al Gobierno del Presidente Lenín Moreno y el dirigente Jaime Vargas, a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, la CONAIE.
El diálogo fue realizado en tiempo récord y con un profundo respeto entre las partes. No se interrumpieron, no hubo gritos. Los principales argumentos en torno al controversial Decreto 883, derogado por Moreno, que eliminaba el subsidio a las gasolinas fueron contundentes en ambos lados. Para el Gobierno, la herramienta más eficaz contra "el contrabando y los ricos”. El ministro de Economía Richard Martínez, advertía que "no era justo que el estado subsidiara el diésel y los combustibles de estos grupos”, porque así se perdían recursos para el desarrollo social, que demandan los propios indígenas.
Para la CONAIE, en cambio, el decreto atentaba contra la subsistencia de las comunidades, altamente dependientes de las máquinas agrícolas, del transporte comunitario para el sector rural que abastece de frutas, verduras y otros productos a las grandes ciudades de Ecuador.
"La mayor parte de la Amazonía funciona con combustibles”, le dijo a DW Apawki Castro, dirigente de la CONAIE. "Cuando se movilizan en lanchas o cualquier otro transporte fluvial se requieren combustibles como el diésel. En la Sierra, los tractores y todos los otros implementos y maquinarias también los necesitan, por lo tanto nuestro nivel de vida se encarece aún más, y no podemos permitirlo”.
¿El fin del comienzo, o el comienzo del fin?
La noticia estuvo a cargo del Coordinador residente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Ecuador, Arnauld Peral. Había acuerdo. El anuncio provocó gritos y llantos de alegría en la sala. Se derogaba el decreto presidencial 883, y se levantaba la movilización indígena de las calles de Quito y Ecuador, se abolía el estado de excepción. Se acababa "la guerra” en las calles.
Quito pasó de la depresión a la euforia. Los quitenõs salían a las calles para celebrar el acuerdo, tras el diálogo de paz. Pocas horas después los otrora "movilizados”, se abocaban a una mega operación de limpieza comunitaria o "minga”, para recuperar el rostro normal de la ciudad antes de la retirada. Lo lograron. ¿Ahora qué? Ciertamente este gobierno tiene aún un urgente problema por resolver, cumplir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La fórmula que propone el FMI es recortar el gasto público y aumentar la recaudación.
El factor petróleo
Ese déficit ocurrió pese a la bonanza de materias primas y la buena cotización del barril de petróleo. El petróleo ecuatoriano se cotizaba en 2013 casi a los 100 dólares.
A contar de 2014 comienza a decaer el precio del crudo y el gobierno de Rafael Correa en lugar de realizar ajustes aumentó la inversión pública y el gasto corriente, es decir, reemplazó el ingreso por concepto petrolero por deuda pública. Hay coincidencia de los economistas ecuatorianos en señalar que en el segundo mandato de Rafael Correa el déficit se disparó.
La fórmula de su sucesor para reducir ese déficit fue, entre otras, atraer la inversión extranjera y apoyar las exportaciones. En agosto de 2018 el gobierno de Lenín Moreno logró reducirlo en 1.150 millones de dólares, eran los primeros frutos del Plan de Prosperidad. Una de las medidas estrellas de ese plan era, precisamente, la eliminación al subsidio de los combustibles que, entre enero y julio de 2018, en el caso del diésel supuso un subsidio total de 499 millones anuales, según el Banco Central de Ecuador. Lenín Moreno echa mano a otras fórmulas, algunas muy audaces como por ejemplo, retirar a Ecuador de los países de la OPEP, con la finalidad de producir más allá del límite que impone el organismo a sus socios.
¿Receta económica para Ecuador?
Las perspectivas y recetas económicas son tan variadas como opuestas. El Decreto 883 que eliminaba el subsidio de los combustibles pretendía ahorrar unos 1300 millones de dólares anuales, los que según el gobierno serían destinados en salud, vivienda y seguridad social. Sin embargo, también hay que reconocer que este plan obedece a las condiciones de austeridad fiscal del FMI.
Las autoridades ecuatorianas deberán buscar otra manera de ahorrar ese dinero y deberá hacerlo entre acusaciones partidistas, intereses gremiales y reivindicaciones sociales. Los economistas tampoco se ponen de acuerdo. Algunos consideran estas medidas acertadas, dentro de un proceso de corrección económica que necesita Ecuador. Otros creen que Moreno se equivoca profundamente y aseguran que estas medidas no contribuyen a la expansión económica, sino a la recesión del país. Recuerdan que la previsión de crecimiento económico para este año es negativa.
Las lecciones
Los manifestantes y los ciudadanos de a pie, saben que no solo hay que mirar lo acontecido en el enfoque económico de un decreto que eliminó los subsidios y sus consecuencias, sino que existió un real escenario político en el que se reprodujo al máximo la pugna de los grupos llamados "correísmo" y "morenismo" que no pensaron en las colectividades olvidadas de Ecuador.
Quizás la principal lección, es la que no se deja de escuchar una y otra vez en las calles de Quito. Que el Gobierno busque una fórmula progresiva para sus reformas económicas y que haga un proceso de consulta previa al envío de un proyecto a la Asamblea Nacional. Pero, luego surge la cuestión del tiempo. La economía de Ecuador no puede esperar más, tampoco muchas demandas sociales postergadas por años, como también y muy probablemente los plazos y reformas asumidos con el FMI.
(jov)