Opinión: Liu Xiaobo y la otra China
13 de julio de 2017Las noticias sobre el estado de salud de Liu Xiaobo se habían vuelto cada vez más dramáticas en los últimos días. Sus funciones hepáticas empeoraban progresivamente. Luego le fallaron algunos órganos. Ahora se dio a conocer la muerte de Liu Xiaobo.
Liu Xiaobo era probablemente el preso político más conocido de China. Una y otra vez se había pronunciado pacíficamente por la democratización del país. Reiteradamente había sido encarcelado por ello, tras el fracaso del movimiento pro-democracia en 1989. En 2008, Liu Xiaobo se contó entre los principales autores de la "Carta 08”. Un manifiesto que demandaba reformas políticas, cuyo título aludía a la "Carta 77”, del movimiento checoslovaco a favor de los derechos cívicos. En 2009 fue condenado a 11 años de cárcel por "socavar el poder del Estado”. Liu Xiaobo cumplía esa condena hasta que, a fines de junio, fue trasladado a un hospital debido a un "cáncer hepático en estado avanzado”.
En los últimos meses, la República Popular China había intentado con creciente vigor pulir su imagen internacional. Estos esfuerzos comenzaron con el discurso pronunciado por el presidente chino, Xi Jinping, en enero en Davos, donde se mostró como defensor del libre comercio, marcando una clara diferencia con el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump. China también intenta presentarse ante el mundo como un socio fiable en lo tocante a la lucha contra el cambio climático. Últimamente, presentó en Berlín el "As” de la diplomacia pequinesa: tiernos ositos panda, como símbolo de una China cordial.
La muerte de Liu Xiaobo es un claro recordatorio de la otra China: un país que ocupa a nivel mundial un lugar muy baja en la escala de la libertad de opinión y de prensa. Una China que encarcela a sus habitantes solo por pronunciarse pacíficamente a favor de reformas políticas.