Opinión: No más armas para rebeldes sirios, un paso honesto
22 de julio de 2017La noticia no desató ninguna oleada de ira: Estados Unidos anunció que dejaría de apoyar militarmente a los adversarios del régimen de Bashar al Assad. Esa colaboración no era más que un gesto de solidaridad simbólica. El presidente Donald Trump lo que busca es mejorar sus relaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Y, de cara a ese objetivo, el envío de armas a los rebeldes sirios era una piedra en el camino.
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Demasiadas armas en manos equivocadas
La decisión pueda provocar quebraderos de cabeza en varios países de Occidente; pero, si se analiza cuidadosamente, se trata de una medida honesta por tres razones. Es honesta, porque Occidente habría apoyado con más decisión desde un comienzo a la oposición siria armada si hubiera querido que tuvieran alguna oportunidad de ganar la guerra. El presidente Barack Obama comenzó con el programa de ayuda secreta en 2013, pero no se preocupó de conseguir un equilibrio militar entre las partes en conflicto. Una ley dice que una potencia protectora puede entregar más armas a sus clientes en la medida que sean usadas en defensa y no en acciones ofensivas. Obama tenía una razón poderosa para aplicar esa ley: muchas armas que estaban destinadas a los rebeldes “moderados” terminaron en manos de islamistas radicales.
La decisión también es honesta porque reconoce el equilibrio de poderes en Siria: Bashar al Assad permanecerá en el poder porque Rusia ganó la guerra para él. Y es honesta porque muestra cuáles son las prioridades de Estados Unidos en Siria: combatir al Estado Islámico y limitar la influencia de Irán, pero no sacar del poder a Assad.
No obstante, la decisión entraña algunos riesgos, pues a partir de ahora no habrá más fuerzas rebeldes “moderadas” con las que asociarse para la reconstrucción del país. Los que luchan contra Assad ahora se unirán a los grupos radicales. Con ello se hará realidad algo que Assad y Rusia siempre dijeron: “Hay sólo dos caminos en esta guerra: el régimen de Damasco o el terrorismo”. También se trata de una decisión riesgosa porque con ella Estados Unidos cede protagonismo en la posible reconstrucción del país en favor de Rusia e Irán.
Siria se desintegra
La lucha en Siria entra ahora en una nueva fase. El país se encuentra dividido en tres áreas de influencia: Rusia controla el oeste, Irán tiene bajo su dominio la zona en torno a Damasco y Estados Unidos, la región al este del Éufrates, donde colabora con los kurdos. Allí tendrá lugar el choque entre Washington e Teherán, pues los persas necesitan el corredor de Bagdad hacia Damasco para llegar desde allí a Beirut y al Hezbolá. Si Trump quiere evitar eso tendrá que actuar con determinación, incluso si eso deteriora su relación con Putin.
Autor: Rainer Hermann (DZC)