Opinión: Palabras vacías, mejores que misiles
16 de abril de 2018"Alemania no participará militarmente", dijo la canciller el jueves pasado (12.4.1969) en vista a un posible ataque militar por parte de los Estados occidentales contra el asesino régimen de Assad en Siria. Sin embargo, el categórico "No” de Merkel no fue un rechazo fundamental hacia la reacción militar de los EE. UU. y sus aliados. Y es que Merkel agregó: "Vemos y apoyamos que se haga todo con el fin de enviar una señal para que el uso de armas químicas sea inaceptable".
Esa frase sugiere, como mínimo, que pronto habría un ataque encabezado por Estados Unidos, como represalia por el supuesto uso de gas venenoso en Siria contra la propia población. ¿Para qué enviar más "señales" si el líder en Damasco se ha mostrado inmune ante las amenazas de Occidente durante años? El hecho de que Merkel estuviera informada sobre el bombardeo de misiles en Siria, que tuvo lugar apenas dos días después, no es en verdad una suposición atrevida.
El Ejército alemán no era ni es necesario
Y que los estadounidenses, británicos y franceses no necesitaban ayuda alemana en la supuesta destrucción de equipamiento militar estratégico para la producción de armas químicas, es también una presunción válida. Merkel se habrá alegrado entonces de no tener que justificarse ante sus socios en Washington, Londres y París. Donald Trump, Theresa May y Emmanuel Macron, por su parte, pudieron contar con el apoyo verbal de Berlín: "La operación militar fue necesaria y apropiada", dijo Merkel al elogiar el ataque aéreo con más de 100 misiles, unas horas después.
Al contrario que con su rechazo hacia la participación alemana, el cual decidió no argumentar, la cancillersí explicó en detalle por qué aprobó el lanzamiento de misiles: "Para preservar la efectividad de la prohibición internacional del uso de armas químicas y para advertir al régimen sirio sobre nuevas posibles violaciones". Resulta convincente, pero también insustancial, porque si Merkel ya aboga por la intervención occidental, la pregunta eterna e inminente es: ¿Por qué Alemania, una vez más, se queda afuera? Merkel debería haber respondido esta pregunta.
El viejo dilema: cuando las cosas se ponen feas, son los otros, según la politica alemana, los que deben dejar de lado la retórica y pasar a la acción. Y, sin embargo, es positivo que Merkel esté actuando así. Solo de ese modo puede dejar abierta una posibilidad a que Alemania actúe como mediador en la búsqueda de una solución diplomática. Las Naciones Unidas, evidentemente, fracasan, porque los miembros permanentes del Consejo de Seguridad se bloquean entre sí.
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La diplomacia alemana podría ser necesaria
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia son impotentes a nivel diplomático contra Rusia, el aliado de la guerra en la Siria de Assad. La ventaja de Assad es tener a Siria, de nuevo y en gran medida, bajo control. Pero, ¿cómo debería continuar la vida en ese país en ruinas? ¿Cuándo y con quién debería reconstruirse? Estas y otras preguntas son más urgentes que nunca. El Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, tiene razón: "Solo puede haber una solución política". Y sobre todo al decir: "Nos guste o no, sin Rusia no se podrá resolver este conflicto"
Maas también dijo que alguien que usa armas químicas no puede ser parte de la solución. Es decir, que Assad no debería formar parte de ella. Si esa alternativa tuviera éxito, sería una obra maestra de la diplomacia. Sin embargo, probablemente Rusia e Irán no estarían de acuerdo. Maas probablemente haya fijado objetivos imposibles. Sin embargo, después de siete años de guerra civil en Siria, las frases vacías son siempre mejores que más granadas, misiles o gas venenoso.
Marcel Fürstenau (RMR/CP)
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