Oposición en Turquía: con una marcha no basta
11 de julio de 2017Con su marcha, Kemal Kilicdaroglu logró alarmar al gobierno turco y fascinar a sus seguidores. A lo largo del camino rumbo a Estambul, se adhirieron a la marcha decenas de miles de ciudadanos, críticos del régimen de Recep Tayyip Erdogan. El domingo 9 de julio fueron cientos de miles los que recibieron a este crítico en el barrio de Maltepe, en Estambul.
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"Vamos a derribar los muros del miedo. El último día de nuestra marcha es un nuevo comienzo", dijo el presidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Kemal Kılıçdaroğlu, a la animada multitud. Pero aún es incierto qué viene después de la marcha.
Lo cierto es que Kilicdaroglu le ha dado nueva confianza a la oposición turca con la marcha de su partido, ha logrado unirla y ha fortalecido su propia posición.
"El estado de ánimo en el CHP es muy positivo", dice Felix Schmidt, director de la Fundación alemana Friedrich Ebert en Estambul. Kilicdaroglu, no exento de polémica dentro de su propio partido, logró mostrar otra faceta diferente y demostró que se puede tener éxito con nuevos enfoques. La marcha atrajo a gente ajena al partido y logró amplio reconocimiento en la sociedad.
Un éxito inesperado
Cuando el 15 de junio Kemal Kilicdaroglu, de 68 años de edad, anunció en Ankara que marcharía hasta la cárcel en Estambul, en donde su amigo y colega de partido, Enis Berberoglu, se encuentra en prisión, casi nadie lo tomó en serio.
Entre el Bósforo y Estambul hay más de 420 kilómetros de distancia, y ahora en verano temperaturas que sobrepasan los 30 grados. El Gobierno de Erdogan hizo todo por ridiculizar la acción diciendo que debería tomar el tren y hasta comparándolo con "terroristas”. Pero mientras los insultos llovían, cada vez más simpatizantes se unían a la marcha.
"Fue difícil para el Gobierno desacreditar la marcha", dice Kristian Brakel de la Fundación Heinrich Böll en Estambul, "porque la acusación de terrorismo contra el CHP no la cree nadie”. Querer comparar la marcha por la Justicia con el intento de golpe de Estado "no tuvo eco en la sociedad”, apuntó incluso el columnista Murat Yetkin en Hurriyet Daily News. Las encuestas también han mostrado que muchos electores del partido de Erdogan, tampoco están satisfechos con la conducta del poder judicial.
El limitado poder del CHP
Además de la restauración de la independencia del poder judicial Kilicdaroglu exige la liberación de todos los parlamentarios y periodistas detenidos, el levantamiento del estado de excepción, el retiro del sistema presidencial y el fin del "régimen de un solo hombre". El jefe de CHP prometió no abandonar su cometido, hasta que se cumplan todas las exigencias.
Pero el CHP sólo puede convertirse en una alternativa real al AKP, si es capaz de ampliar su base electoral. "El problema es que en Turquía el comportamiento electoral es determinado por la identidad cultural", advierte Brakel. En Turquía, las mayorías se encuentran a la derecha del centro. Así que para la izquierda nacionalista y laica como el CHP es muy difícil ampliar su electorado más allá de su acervo que representa alrededor del 25 por ciento.
Ulrich Schwerin (JOV/DZC)