¿Pacto ablandado?
29 de enero de 2012Aunque todavía se están negociando los últimos detalles del pacto fiscal europeo, el Gobierno germano confía en que el tratado, que busca imponer mayor disciplina presupuestaria en el Viejo Continente, conservará la severidad que lo caracterizó cuando la canciller alemana, Angela Merkel, lo propuso. En diciembre, la mujer fuerte de Berlín declaró con evidente optimismo que el pacto en cuestión representaba el punto de inflexión que se esperaba de las cumbres europeas y la estrategia correcta para poner coto, de una vez por todas, a la crisis de la deuda que aflige al bloque comunitario.
No obstante, el tiempo apremia y poner de acuerdo a los veintisiete miembros de la Unión Europea (UE) en menos de dos meses –el lapso fijado para redactar el texto del tratado– no es tarea fácil. Ya está claro que Gran Bretaña no firmará el documento; lo que no se sabe es si la redacción final se apegará a las expectativas de quienes pusieron en marcha esta moción: Merkel y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy. Algunos opinan que le falta rigor. El presidente del banco central alemán, Jens Weidmann, ha descrito el pacto fiscal como una mera “contribución” para la resolución de la crisis, pero nada más.
Adelante, a pesar de Gran Bretaña
El diputado Elmar Brok, representante del partido de Merkel (Unión Demócrata Cristiana, CDU) en el Parlamento europeo, coincide con Weidmann. Brok asistió a las rondas de negociación del tratado y, a sus ojos, el pacto fiscal continental está lejos de poder resolver la crisis europea por sí solo. Algunos aspectos del habrían podido ser optimizados, dijo el europarlamentario a Deutsche Welle: “Sin embargo, yo creo que ahora es posible imponer sanciones y emprender procedimientos legales contra los deudores de manera automática“, agregó el democristiano alemán.
A pesar de que el primer ministro británico, David Cameron, vetó el proceso –alegando no querer violar la soberanía nacional de otros socios en materia presupuestaria–, se acordó redactar el pacto fiscal con miras a que forme parte de las leyes de la UE más adelante. Esa fue una decisión importante, a juicio de Brok. “La metodología de la comunidad prevaleció para no propiciar la división de Europa de ninguna manera”, acotó el diputado de la CDU en Bruselas. El pacto aludido castigará déficits fiscales excesivos automáticamente, pero el límite de ese volumen de deudas sigue siendo objeto de negociación.
Las concesiones de Alemania
El pacto fiscal también incluye un mecanismo para frenar el endeudamiento de los Estados europeos que, de funcionar como se ha previsto, conducirá hacia presupuestos balanceados a largo plazo. Conseguir que sus socios aceptaran esta propuesta era un objetivo clave para Merkel. Lo que Berlín no pudo hacer durante las negociaciones fue convencer a los otros Estados de seguir el ejemplo alemán y fijar los límites de su endeudamiento en sus respectivas constituciones. Alemania también tuvo que aceptar que, en épocas de marcada recesión y otras circunstancias extraordinarias, se hagan excepciones en la aplicación de las sanciones.
Berlín podrá decir que las concesiones hechas son evidencia de que Alemania no intenta imponerle su voluntad a sus socios sólo por ser el país más grande y económicamente robusto de la eurozona. Pero el ablandamiento del pacto fiscal negociado –dócil en comparación con el que propusieron Merkel y Sarkozy originalmente– hace que el ruido en torno a su aprobación en la cumbre europea de este 30 de enero pierda sentido. Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, ha dicho que, apartando los nuevos límites de endeudamiento, el 99 por ciento de las regulaciones del pacto fiscal ya formaban parte de las leyes europeas.
¿Qué dicen los países comunitarios fuera de la eurozona?
Sólo aquellos países que suscriban el pacto fiscal podrán optar por auxilios financieros provenientes del fondo de rescate creado por los diecisiete miembros de la zona euro. Se espera que el tratado entre en vigor en tiempo récord, tras ser aprobado por los parlamentos nacionales en el año 2013. Los expertos coinciden en que, aunque el pacto fiscal no hará mucho para resolver la crisis económica actual, terminará dando frutos valiosos en el futuro cercano. Otros especialistas apuntan hacia la necesidad de que los socios de la UE cedan aún más de su soberanía nacional para aumentar el grado de cohesión política del bloque comunitario.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha expresado sus reservas de cara a la unión fiscal e hizo un llamado para que los países comunitarios que aún no han asumido el euro como moneda se pronuncien sobre la materia. Nadie en Bruselas sabe cuál es la intención de voto del primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien ya ha sido acusado de violar tratados europeos en otros ámbitos. Para evitar retrasos, la mayoría de los líderes europeos desea darle luz verde al nuevo pacto fiscal, aún cuando no haya sido ratificado por todos los países involucrados en las negociaciones.
Autores: Bernd Riegert / Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl