Papeleras en Sudamérica, entre industria y medioambiente
28 de enero de 2006El vocero de prensa de la Unión Alemana de Fábricas de Papel, Gregor Andreas Geiger, explicó a DW-WORLD que “no se conocen antecedentes de las empresas Botnia y Ence que confirmen que han causado daños a la población”.
Muy diferente fue la opinión expresada por Lydia Bartz, de la organización ecológica y de derechos humanos alemana Urgewald: “Tanto Botnia como Ence son responsables de varios crímenes ecológicos. Botnia ha envenenado un lago completo en Finlandia con aguas residuales, y Ence ha sido condenada por la justicia española por daños a la población y al medioambiente que la comunidad de Pntevedra aún tiene que soportar”.
¿Se emplea tecnología nociva?
Geiger asegura que “la técnica ECF (blanqueado elemental con cloro) es estándar junto con la TCF (blanqueado libre de cloro, con oxígeno) y hasta Greenpeace la acepta”.
Pero Lydia Bartz asegura que “tanto el ECF como el TCF producen daños al medioambiente. La cuestión que debe plantearse es cuántas fábricas de papel más pueden ponerse a funcionar en el planeta, y si no es mejor reducir el consumo de papel que seguir polucionando la naturaleza y enfermando a los seres humanos”.
Geiger asegura que “en Alemania la producción se realiza bajo estrictas normas ecológicas, y así trabajan también nuestros proveedores de celulosa europeos". Y prosigue: "No conocemos los estándares en Uruguay o Argentina. Nuestra celulosa viene de Finlandia, Suecia y Canadá. En Alemania no se trabaja con el ECF desde los años 80”.
¿Se compromete la seguridad para reducir costos?
A la pregunta acerca de si las técnicas en países en vías de desarrollo serían de baja categoría para abaratar la producción, Geiger respondió que "no puedo juzgarlo, pero le aseguro que, si producen de ese modo, no podrían competir en el mercado europeo. Nuestro papel viene del hemisferio norte, pero también se que la producción de celulosa en España, Portugal y Brasil se realiza siguiendo normas reconocidas en todo el mundo”.
El papel "daña el medioambiente" y "no crea trabajo"
“Ya en la preparación del terreno se utilizan químicos que dañan el suelo, el agua y el aire, y las especies de flora y fauna no encuentran más su hogar allí”, explica Lydia Bartz, de Urgewald. El eucalipto necesita mucha agua para desarrollarse, y, “según el testimonio de habitantes de regiones cercanas, dicho monocultivo provoca sequedad extrema del suelo, y los terrenos húmedos se secan por completo”.
Según esta ecologista, "en España y Portugal dichas plantaciones provocan graves daños al medio y a la población, que trata de defenderse contra este modelo de monocultivo. Existe una fuerte tendencia de los países del hemisferio norte a trasladar la producción de papel a países del sur del planeta. Allí el eucalipto crece muy rápidamente, y esto es muy prometedor para la industria papelera, ya que le reporta grandes beneficios económicos a corto plazo. Los puestos de trabajo son muy baratos, y las condiciones de empleo muy precarias. Dichos proyectos están subvencionados por organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial, y a la población le resulta muy difícil oponer resistencia”.
"No es cierto que se creen tanto puestos de trabajo. Existen estadísticas acerca de la corporación papelera Weyerhäuser, que posee más de 100 mil hectáreas de tierra en Uruguay, según las cuales por cada hectárea se han creado 0,2 puestos de trabajo, es decir, se necesitan 122 hectáreas para lograr un empleo”. Según explica en DW-WORLD, está comprobado que otros cultivos, como el café o los árboles frutales crean un puesto de trabajo por hectárea, es decir 100 veces más que con el monocultivo de eucalipto". "Es por esto", dice Barz, que “la promesa de creación de empleo no se sostiene en la realidad”. Y prosigue: "estoy segura de que las protestas de la población en la zona del Río Uruguay es más que justificada, ya que la gente llevará las de perder y no disfrutará de ningún beneficio".
En cuanto al conflicto entre Argentina y Uruguay, Bartz señala que "hay que aprender de la experiencia de otros países como Brasil, donde existe hace mucho tiempo un cultivo masivo de eucaliptos para la producción de pulpa, y los resultados están a la vista: no se han creado los puestos de trabajo prometidos, y las empresas extranjeras tienen cada vez más poder sobre el territorio y los recursos energéticos". La ecologista germana predice incluso que "esto será lo que suceda con Uruguay, así que hay que preguntarse si la expansión de la industria de la celulosa es la meta de desarrollo indicada para ese país”.
"Daños a la salud de la población"
Según diversas organizaciones ecológicas, los desechos residuales de las papeleras son perjudiciales para la salud, especialmente si se utiliza el blanqueamiento con cloro (ECF), a partir del cual se produce dióxido de cloro y dioxina, además de residuos de cadmio y plomo, sustancias que permanecen hasta más de 40 años en el suelo y producen cáncer, daños neurológicos y mutación genética. Dichas sustancias están catalogadas en la “Convención de Estocolmo sobre sustancias dañinas y permanentes (POPs)” para prohibir su uso.
A la pregunta por las leyes existentes y que regulan el funcionamiento de las fábricas de celulosa en Alemania, Bartz explica que “existen varias leyes, pero no siempre se respetan. Si se producen accidentes, significa que esas leyes no sirven para prevenirlos. Siempre se exige al gobierno alemán que se comprometa a implementar estándares ambientales y de salud, pero no se le puede pedir eso sólo al gobierno. Especialmente los organismos de crédito tendrían que asegurar el respeto a los estándares ambientales y sociales antes de otorgar préstamos. Y hace falta crear normas de adquisición que fomenten el consumo de papel reciclado y así disminuir la venta de papel fresco”.
“También se le debe pedir a los bancos alemanes que implementen dichas normas en sus proyectos crediticios y las hagan respetar. Y, por supuesto, es muy importante concientizar a los consumidores de los países desarrollados para que utilicen papel reciclado”.
CFI contradice
Por su parte, el informe presentado por el brazo privado del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (CFI), sin negar los reclamos de Argentina de que la planta podría contaminar la región y afectar a las comunidades locales, destaca que las emisiones al aire y la descarga de aguas de las plantas serían seguras.
"Ambas plantas serán construidas usando la mejor tecnología de control de contaminación disponible y las plantas alcanzarán los estándares del Grupo Banco Mundial y de la Unión Europea", dijo la CFI, es decir, la aplicación de las normas ISO 9000 que son obligatorias en países como Alemania.
La Corporación prevé una importante expansión en Uruguay a partir de las plantas, con más de 7.000 nuevos empleos relacionados con la construcción y un incremento asociado de viviendas, servicios de salud y transporte.
El sector forestal uruguayo también recibiría un impulso. La CFI estima que 65.000 nuevas hectáreas de eucaliptos serán plantadas en el occidente uruguayo como consecuencia de las plantas, y que se sumarán a las 172.000 hectáreas que hay actualmente en la región. La CFI ha propuesto un financiamiento de casi 400 millones de dólares para la construcción de las plantas, que levantarán la finlandesa Metsa-Botnia y la española Ence.
Antes de la decisión sobre el financiamiento, la CFI dijo que pondrá a disposición del público, para recibir sus comentarios, el borrador de su revisión por un mínimo de 60 días (entre finales de febrero y principios de marzo) y que realizará cuatro sesiones con interesados de Uruguay y Argentina. Los gobiernos de Argentina y Uruguay serán invitados a designar un técnico experto para participar en el proceso de revisión con un rol asesor, junto a un tercer experto independiente, dijo el CFI.