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El avión de pasajeros se estrelló en julio del año pasado en el Este de Ucrania, en la zona de combate entre los separatistas prorrusos y las tropas gubernamentales. Casi trescientas personas murieron al estrellarse el avión, de cuyo derribo Ucrania y Rusia se acusan mutuamente. Aquel fatídico 17 de julio comenzó una batalla propagandística que perdura hasta hoy. Las autoridades holandesas que investigan el caso se ven desbordadas ante esta guerra informativa, para dolor y frustración de los familiares de las víctimas.