Perú: el ballet de la esperanza
En la escuela de danza de Maricarmen las clases no se centran solo en la repetición de pasos, saltos o piruetas. Los niños se abren y florecen gracias a la danza.
Muchos provienen de familias muy pobres, se han visto confrontados con la criminalidad o tienen que apañarse ellos mismos la mayor parte del tiempo.
La clase de danza tiene un efecto transformador sobre ellos, gracias al entorno inspirador y benévolo de la escuela. Absorben nuevas ideas, aprenden disciplina y espíritu de grupo. Ahora tienen por delante su actuación más importante: el Gran Teatro Nacional de Lima.
Dos músicos de Alemania ayudan también en los preparativos: Javier Carbone y Frederick Winterson. La música y el ballet son de gran ayuda en la dura cotidianeidad de estos niños.
Un reportaje de Xenia Böttcher.