Periodismo, un oficio mortal

En todo el mundo fueron asesinados 65 periodistas en 2005. Ejercer este oficio en una zona de conflicto como Irak encierra un riesgo mortal. Ahí fueron asesinados 23 reporteros el año pasado, de los cuales 22 eran árabes (locales) y sólo uno extranjero (estadounidense), señala el IPI en su informe. En Asia 20 periodistas sufrieron una muerte violenta, entre ellos 9 casos en Filipinas, por lo que dicha isla es el lugar más peligroso fuera de una región en crisis.

Duras críticas a Chávez

El reporte del IPI presentado en Viena criticó con dureza el creciente ambiente de hostilidad en Venezuela, en donde el presidente Hugo Chávez maneja los medios de comunicación tal y como lo hacía en el III Reich, el ministro de Propaganda nazi, Josef Goebbels, manipulando y reprimiendo, según el informe del IPI.

Chávez ejerce una creciente presión sobre los medios a través de la introducción de una serie de medidas para sancionar los "delitos cometidos por periodistas" como son difamaciones e injurias. El informe del IPI apunta que como resultado cada vez más periodistas acaban enredados en tribunales. Estas medidas han tenido como resultado que los funcionarios de todo nivel acusen a periodistas de terrorismo, traición (pro-americanismo) y hasta de comportamiento subversivo.

Preocupa Cuba

Pero también Cuba preocupa. El reporte señala que el gobierno de Fidel Castro, en el poder desde 1959, sigue ejerciendo un estrecho control sobre los periodistas cubanos. Aquellos profesionales que trabajan para medios independientes no son reconocidos por las autoridades. Sufren sistemáticamente intimidaciones y amenazas. Por cualquier motivo son detenidos e interrogados a menudo con el propósito de persuadirlos a que abandonen la isla. Son vistos como disidentes políticos, como "contrarrevolucionarios". "Ejercemos presión tras bambalinas, a nivel diplomático", dijo a DW-WORLD; Michael Kudlak, responsable de Latinoamérica en el IPI. "En Cuba 23 periodistas se encuentran encarcelados, lo que convierte a la isla en el segundo país con mayor represión estatal después de China", dice.

México: entre policías y narcotraficantes

En México la policía obstruye la información a los periodistas mientras que el crimen organizado los mata. "La peor amenaza contra la libertad de prensa en México está encapuchada", dice Kudlak. La muerte llega del cañón de un asesino sin rostro que desaparece después en la impunidad que les brinda un obsoleto sistema de justicia. Pese a ello muchos periodistas continúan investigando, encontrándose con sus sicarios en lugares secretos para seguir escribiendo sobre las guerras entre cárteles de drogas rivales. De acuerdo a la Fundación Manuel Buendía -llamada así en honor al periodista asesinado- un 70% de los casos de asesinato y desapariciones son atribuibles a narcotraficantes. Para responder a la violencia, la Procuraduría General de la República (PGR), ha establecido un servicio de atención telefónica, sin embargo muchos creen que tal medida no es suficiente.

Organizaciones internacionales, miembros del Congreso y periodistas independientes subrayan que para erradicar la impunidad es necesario que las autoridades federales investiguen los casos de periodistas asesinados. El reporte del Instituto vienés habla sobre el último caso de un periodista víctima de abusos y hostilidades. El caso de la periodista Lidia Cacho que denunció en su libro "Los demonios del Edén", a una red pederasta en México que salpica a altas figuras de la industria y la política. Cacho fue detenida arbitrariamente a principios de este año por agentes judiciales de Puebla, -por instrucciones del gobernador Mario Marín- para enfrentar una demanda del empresario Kamel Nacif por difamación. El llamado "Rey de la mezclilla" pidió a su amigo "el gober precioso" que diera un escarmiento a la periodista por haberlo mencionado en su libro.

México, Colombia y Brasil son países muy peligrosos para periodistas. En estos países el índice de asesinatos ha bajado pero debido a que los periodistas ejercen una autocensura para evitar ser asesinados. "Después de tantas amenazas y hostigamiento los periodistas acaban autocensurándose", concluye Kudlak.