Petróleo: "un mercado con los nervios de punta"
8 de agosto de 2006La Tribune, de París, apunta: "Si Prudhoe Bay sigue fuera de operaciones se alterará el frágil equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado petrolero. Esto tendrá un efecto garantizado en los precios. En este caso no es sólo una pequeña fuga en un oleoducto lo que inquieta a los expertos en materia de petróleo, sino la posibilidad de que se detecten otras más, quizá en muchos oleoductos que están sometidos a condiciones climáticas extremas. Esto podría postergar indefinidamente la reanudación del transporte de petróleo en Alaska. La incapacidad de la directiva de BP para dar a conocer un cronograma para la reanudación de las operaciones hace subir la fiebre en los mercados".
Control psicologico de la bolsa
El General Anzeiger, de Bonn, opina: "Los nervios están de punta desde hace meses en el mercado petrolero. Cada mala noticia tiene un eco inmediato, ya sea que el presidente iraní anuncie que seguirá adelante con su programa atómico, que se forme un huracán en el Golfo de México o que una fuga en un oleoducto de Alaska paralice transitoriamente la producción, como ocurrió ayer. El mercado acoge agradecido cualquier argumento para seguir subiendo los precios. A casi nadie parece interesarle las consecuencias reales de todos esos acontecimientos en la oferta de petróleo y en la seguridad del abastecimiento. Tales repercusiones han sido hasta ahora, de facto, prácticamente nulas. Pero los proveedores tienen por lo visto el pleno control psicológico de las bolsas petroleras. La cuenta la pagan todos los consumidores".
Alerta ecológica
El Kölner Stadtanzeiger, de Colonia, comenta: "Afectada se ve el 8% de la producción petrolera estadounidense, cerca del 2% del consumo de Estados Unidos y sólo una fracción de la producción mundial. No obstante, aumentará la presión por ocupar lo que está disponible. Eso implica poner en operaciones nuevos pozos petroleros o incrementar la extracción en los existentes. Los sucesos de Prudhoe Bay deberían ser un llamado de atención para todos los que ven en el Ártico -ecológicamente tan sensible- un 'El Dorado' para las inversiones. Los múltiples problemas medioambientales se dejan rápidamente de lado. El Ártico es parte de la economía global. También la gente que habita en el extremo norte quiere beneficiarse de ello. Pero Prudhoe Bay debería dar pie a reflexionar sobre el efecto global de cada proyecto en el Ártico, considerándolo un factor crítico".