¿Se pierde la fe en Grecia?
11 de septiembre de 2011Publicidad
El discurso ofrecido este sábado (10.9.2011) por el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, ha sido descrito por algunos observadores como una alocución clave, no tanto porque lo dicho difiera notablemente de lo expuesto en otras ocasiones, sino porque la expulsión de Grecia de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea está adquiriendo los visos de un escenario probable. Atenas debe mantener convencidos a sus socios de Bruselas de que está en capacidad de cumplir sus compromisos con los prestamistas internacionales para no perder su lugar en la zona euro.
Y eso fue lo que Papandreu prometió hacer en su proclama de Tesalónica este 10 de septiembre, al asegurar que pondrá en marcha reformas profundas para evitar la quiebra del país, aún si la recesión termina siendo tan pronunciada como lo pronosticó el ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos: el funcionario admitió que la economía menguará en más de un cinco por ciento este año, un índice de decrecimiento económico mucho más dramático de lo esperado hasta hace poco. Lo que muchos se preguntan es si Papandreu logrará convencer a sus compatriotas.
Atenas, entre la espada y la pared
Convencerlos de que no hay otra salida y de que los sacrificios a los que se verá sometida la ciudadanía valdrán la pena a largo plazo. De momento, pocos griegos se dan por persuadidos. Durante el discurso de Papandreu, más de 20.000 personas tomaron las calles de Tesalónica para protestar contra las pautas de ahorro fiscal ya aprobadas por el Gobierno, medidas que incluyeron la reducción drástica de los salarios y las pensiones. Papandreu se haya entre la desconfianza de un pueblo que se siente timado por el Estado y las expectativas de sus pares en el bloque comunitario.
Secundando a su homólogo francés, la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, insistió este fin de semana en que Grecia debe seguir a rajatabla las condiciones impuestas por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional para poder recibir el segundo paquete de auxilios financieros que pidió. “Lo perdido durante años no puede recuperarse de la noche a la mañana”, dijo Merkel en una entrevista publicada en la edición dominical del diario germano Der Tagesspiegel, aunque también instó a tener paciencia de cara a la recuperación de ese país.
Berlín contempla posible bancarrota griega
Pero, ¿cuánta paciencia? Según el semanario Der Spiegel, mientras Merkel hace gala de su talante diplomático, recordando que a la extinta Alemania comunista también le costó robustecerse económicamente tras adherirse a la República Federal de Alemania, su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, analiza todas las circunstancias que pueden conducir a la bancarrota del Estado griego y concibe estrategias para que los efectos de la misma no trasciendan las fronteras de Grecia. Schäuble y su equipo anticipan sobre todo dos complicaciones si Atenas llega a quebrar.
Si a raíz de la caída de Grecia los inversionistas dejan de prestarles fondos a países como España e Italia, éstos necesitarán líneas de créditos. El otro problema es que, para amortizar los bonos griegos de sus reservas, las entidades bancarias de muchos países miembros de la Eurozona necesitarían miles de millones de euros de los fondos de rescate. Der Spiegel sostiene que Berlín está previendo posibles soluciones con base en dos esquemas teóricos: uno en el que la economía griega sigue funcionado con el euro y otro en el que el dracma es retomado como moneda nacional.
Desconfianza puede sabotear esfuerzos para rescatar a Grecia
En todo caso, el Gobierno alemán está convencido de que es necesario aprobar cuanto antes la reforma del Fondo Europeo de Estabilización Económica (EFSF) para darle las nuevas competencias que le atribuyeron los líderes de la zona euro en la cumbre de finales de julio. El Bundestag ya discute las enmiendas y los parlamentarios votarán a favor o en contra de ellas el próximo 29 de septiembre. Lo que amenaza la consumación de esos cambios, tanto en el Parlamento alemán como en el francés y en otros países, es el creciente desconcierto comunitario con el desempeño ateniense.
La incapacidad del Gobierno comandado por el socialista Papandreu de cumplir los objetivos presupuestarios fijados en el plan de rescate de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional ha llevado a analistas económicos y estrategas de la moneda comunitaria a ver la bancarrota de Grecia y su salida forzada de la Eurozona como un destino casi inevitable.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl
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