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Pocas sorpresas

14 de marzo de 2003

En el discurso sobre el estado de la nación que pronunció ante el Parlamento, el canciller alemán, Gerhard Schröder, anunció dolorosas reformas estructurales en el sistema de seguridad social.

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El canciller alemán intenta convencer.Imagen: AP

El discurso del canciller alemán había despertado unas expectativas prácticamente imposibles de satisfacer por la antelación de más de tres semanas con que se anunció y la relevancia que le dieron los portavoces del gobierno al hacerlo. Pero la alocución de Gerhard Schröder no fue un "discurso de sangre, sudor y lágrimas".

Schröder presentó una serie de propuestas básicamente conocidas y perfiladas parcialmente en los últimos días, como la de reducir el tiempo de percepción del subsidio de desempleo o lanzar un programa de fomento de inversiones en los municipios. La reacción de rechazo de algunos sectores socialdemócratas y sindicalistas a los planes ha puesto una vez más de manifiesto que el problema del canciller está sobre todo en sus propias filas.

Conceptos conocidos

El subsidio de desempleo, según anunció Schröder durante su declaración de gobierno ante el Parlamento, se pagará en el futuro sólo durante 12 meses a los menores de 55 años y durante 18 meses a los mayores de esa edad. Hasta ahora los desocupados mayores de 57 años reciben el subsidio durante 32 meses.

Schröder reiteró además los planes de flexibilización del régimen de despidos que ya se habían conocido hace algunos días. El canciller elogió las disposiciones contra el despido que existen en la legislación alemana, pero señaló que es necesario relajarlas un poco para que las pequeñas empresas superen barreras psicológicas que les dificultan la contratación de nuevos trabajadores. Hasta ahora, en Alemania no hay plena protección en empresas de menos de seis trabajadores.

Independencia de decisiones

En el pasaje dedicado a la política exterior, Schröder anunció que a Europa le corresponde "exportar paz y estabilidad" y que debe asegurar la "independencia de sus decisiones". Alemania -dijo Schröder sin mencionar a EE.UU., ni las diferencias entre su Gobierno y Washington sobre la forma de llevar la crisis de Irak- quiere que el viejo continente desempeñe un papel determinante "en un orden mundial multipolar de paz y derecho" y cree que esto sólo será posible "sobre la base de una Europa fuerte y unida".

Respecto a Irak, Schröder reiteró su fe en la posibilidad de resolver la crisis de forma pacífica y afirmó que la mayoría del Consejo de Seguridad comparte esta posición. "El Gobierno alemán ha intensificado sus esfuerzos por resolver la crisis por la vía política y junto con nuestros amigos franceses, con Rusia, China y la mayoría del Consejo de Seguridad, estamos más convencidos que nunca de que se puede lograr el desarme de Irak por medios políticos".

Dados echados

La idea básica de la intervención del canciller fue dar el disparo inicial a una serie de reformas sociales, sobre cuya necesidad hay un consenso en toda la sociedad, pero sobre cuyos métodos existe el eterno disenso entre los que abogan por una flexibilización a todos los niveles y los que defienden que el Estado mantenga su mano protectora.

Al fin y al cabo, la intervención del canciller no deja de ser un discurso, al que deberá seguir un complicado proceso legislativo, en el que el gobierno tendrá que buscar el apoyo de la oposición.