Poderío sin liderazgo
7 de noviembre de 2012Perdió el brillo, no hubo reacciones de entusiasmo entre los estadounidenses hacia Obama. La triste realidad, tanto en la economía como en la política, robó el encanto al presidente. Sin embargo la elección fue una decisión contra Mitt Romney, más que un consenso a favor de Obama. No sorprende que en vez de haber unido a los americanos como prometía, durante los últimos cuatro años se haya profundizado la brecha en la sociedad. Demócratas y Republicanos están más enfrentados que nunca, pero si estos últimos hubieran lanzado a la contienda un mejor candidato, Obama no hubiera tenido ninguna oportunidad de triunfo.
El presidente tendrá que deshacerse de su arrogancia para poder aprender de sus errores, de lo contrario su gobierno pasará a la historia como un período de declive. El desempleo sigue estando a niveles récord, al igual que el endeudamiento. La infraestructura se desmorona, mientras que los títulos universitarios se están convirtiendo en un privilegio de los ricos.
Pese a que la reforma sanitaria beneficia a millones de estadounidenses, el precio que tiene que pagar la sociedad en su conjunto es demasiado alto. Estados Unidos no se puede permitir esta reforma, ni ninguna buena obra social, por lo menos por ahora. Durante los próximos cuatro años la atención del presidente deberá concentrarse en la economía. Tendrá que acercarse enérgicamente al bando republicano y estar más dispuesto que nunca a buscar acuerdos.
Obama tiene que liderar, no moderar, pero es algo que a diferencia de Romney, nunca aprendió. ¿Dónde iba a hacerlo? ¿Como trabajador social en Chicago?, ¿Cómo docente en la universidad? Antes de convertirse en presidente Obama fue político local y senador, no gobernador como Romney. Allegados a él lo describen como un extraño en su propio gabinete, donde sus ministros esperan en vano lineamientos claros.
Su política exterior ha sido decepcionante hasta ahora. Árabes, afganos, iraníes o paquistaníes, todos hubieran esperado más de Obama. No pudo mantener su promesa de que cerraría Guantánamo, y la guerra en Irak tuvo que terminarla porque no era posible ganarla. En Afganistán podría suceder lo mismo que en Irak, pues será abandonado a su suerte en el 2014. Incluso la OTAN da bandazos, lo que provoca en Washington que un número creciente se pregunte si es todavía necesaria la alianza. Según la voluntad del presidente, los europeos deberán ocuparse de los Balcanes, pues su interés está puesto en China y Latinoamérica.
¿Y el Cercano Oriente? Obama y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, sostienen conversaciones telefónicas regulares, pero hablan mal uno del otro. Al mismo tiempo la guerra civil en Siria amenaza con extenderse a los países vecinos. Los cristianos en el Cercano y Medio Oriente son reprimidos cada vez más y obligados a abandonar sus hogares en Irak, en Siria y en Líbano. Nada de eso parece interesarle a Obama.
Autor: Miodrag Soric, en Washington
Edición: Pablo Kummetz