Polonia y la seguridad en los estadios
23 de mayo de 2012
A fines de abril, es decir, a seis semanas del comienzo del campeonato Eurocopa 2012, los fans del equipo de primera división Lech Poznan se encontraron con una desagradable sorpresa. Las autoridades ordenaron sin previo aviso bloquear la entrada de los hinchas al partido contra el Legia Varsovia, argumentando el temor a las revueltas. Una decisión que se revirtió a último momento, luego de que los seguidores de ambos clubes garantizaran por escrito que iban a comportarse de manera responsable. “La declaración me convenció. Es algo nuevo y no podemos perder de ningún modo una oportunidad como esa”, dijo entonces el prefecto de Varsovia, Jacek Kozlowski.
Pacto anti-hoolingas
Hace un año hubo otro partido entre ambos equipos que dio que hablar y ocupó los titulares. Esa vez la final de la Copa de Polonia terminó en una orgía de violencia. Hooligans enmascarados –hinchas de ambos equipos- tomaron por asalto el campo de juego, se enfrentaron y dejaron el estadio hecho un desastre, todo bajo la mirada de los observadores de la UEFA. Solo la intervención de la policía con balas de goma y carros lanza agua logró detener la violencia de los hinchas. “Polonia tomará medidas”, dijo entonces un representante de la UEFA.
Y los polacos cumplieron con lo prometido. En cooperación con la Asociación Polaca de Fútbol, PZPN, el Gobierno del primer ministro Donald Tusk elaboró un pacto contra los hooligans. Se trata de un catálogo de medidas para combatir la violencia en los estadios de fútbol. En los últimos meses se aprobaron, además, leyes muy estrictas de cara a la Eurocopa. Se amplió la prohibición de ingreso a los estadios para los hooligans, y solo es posible comprar entradas con una de las llamadas “tarjetas para fans”, que contiene una fotografía biométrica. Los estadios disponen asimismo de controles de acceso ultramodernos, con cámaras de vigilancia, y además hay cientos de policías y fuerzas de seguridad en acción durante cada partido.
Sin fans no hay equipo
“Guantánamo”: así llaman los hinchas al campo de juego de la Eurocopa en Varsovia, es decir, al nuevo estadio del Legia Varsovia, que se abrió hace dos años. Los hinchas están decepcionados porque las autoridades no tomaron contacto con ellos, y las asociaciones de hinchas critican esa actitud porque piensan que solo es posible lograr mejoras si se trabaja con ellos y no en su contra.
Si bien los clubes y las asociaciones de hinchas apoyan una táctica de “tolerancia cero” en cuanto a la violencia en el fútbol, lo que demandan es responsabilidad individual en el asunto. Lo único que quieren los hinchas “normales” es disfrutar de los partidos. Muchos de ellos están comprometidos con proyectos sociales que tienen como objetivo erradicar la violencia de los estadios del país. Y también en el marco de los preparativos para la Eurocopa varios equipos polacos, como Lech Gdansk, Slask Wroclaw y Polonia Varsovia llevan a cabo proyectos sociales con éxito.
Mientras al antiguo estadio en Gdansk asistían 7.000 espectadores, en el verano de 2011 llegaron para ver el partido inaugural en la nueva Arena unos 35.000 hinchas. Y todo el evento transcurrió en paz. Hasta se dijo que algunos de los violentos reconocieron que es más provechoso colaborar con un buen espectáculo deportivo que provocar revueltas. El que se comporta violentamente, queda excluido, y sin espectadores no hay fútbol, así de simple. “Entretanto, los violentos son una minoría en Polonia”, se alegra Dariuz Lapinski, el encargado de la hinchada de la comisión organizadora oficial, PL.2012.
Altos niveles de seguridad
Pero para la Eurocopa Polonia no confía solo en la concientización de algunos fans violentos. “La policía está en condiciones de garantizar la seguridad en cada unos de los partidos”, sostuvo el ministro polaco de Interior, Jaceck Cichocki. Habrá más de 9.000 policías presentes durante la Eurocopa, y también todas las fuerzas de seguridad de la policía Polaca están en estado de alerta permanente. Durante el campeonato no se permite a los policías tomar vacaciones, y también se dispondrá de un control en las fronteras y de unidades especiales contra ataques terroristas. Las fuerzas de seguridad estarán, por tanto, preparadas para todo tipo de eventualidad, desde atentados hasta desbordes.
Y también los estadios están muy bien preparados. Todos los accesos disponen de barreras de seguridad de altura y lectores electrónicos de tarjetas. También se elaboró un sistema de verificación para cada hincha que hace posible impedir el paso a personas no deseadas. A eso se suma el hecho de que se prohibirá la venta de cigarrillos y bebidas alcohólicas. La UEFA declaró la Eurocopa como zona libre de tabaco, y el Parlamento polaco decretó asimismo la prohibición de bebidas alcohólicas sin excepciones. En caso de emergencia, el estadio nacional de Varsovia podría ser evacuado en el lapso de siete minutos, según indicaron las autoridades.
Todo suena casi perfecto, si no fuera por algunos detalles. Hace algunas semanas, la Cámara Suprema de Control de Polonia (NIK) señaló que aún no se cuenta con un registro detallado de hooligans extranjeros a quienes se les ha prohibido el ingreso en los estadios de sus respectivos países. “Eso podría obstaculizar la labor policial”, advirtió el presidente de la misma, Jacek Jezierski.
Pero los expertos parten de que no se producirán disturbios, y no solo durante la Eurocopa, ya que los modernos estadios, como escribió un comentarista deportivo del periódico polaco Sportfakten, de Gdansk. “son lugares civilizados en los que la gente se comporta de manera civilizada adaptándose al entorno.”
Autor: Elzbieta Stasik/ Cristina Papaleo
Editor: Emilia Rojas-Sasse