Polémica por presunto espionaje británico en Berlín
6 de noviembre de 2013Gran Bretaña es considerada la cuna del espionaje. Escritores como Ian Fleming, John Le Carré y otros escribieron novelas en las que la trama se desarrolla alrededor de la actividad de grandes espías en tiempos de la Guerra Fría, con escenario, entre otros, en Berlín. Ahora esas historias sobre los agentes de los servicios secretos parecen volverse realidad. “Britain's secret listening post in the heart of Berlin” (Puesto de escuchas secretas de Gran Bretaña en el corazón de Berlín), tituló The Independent, uno de los cuatro mayores periódicos ingleses, la revelación acerca de las presuntas tareas de inteligencia de su Gobierno, basándose en documentos de Edward Snowden, exempleado de los servicios secretos estadounidenses (NSA).
En el artículo se informa acerca de una central de escuchas que estaría instalada en el techo de la embajada británica en Berlín. Los documentos publicados en los últimos meses acerca de la actividad de la NSA “sumados a tomas desde el aire y al conocimiento acerca de actividades de espionaje en Alemania en el pasado” indican que “Gran Bretaña posee sus propias estaciones de escucha” en el barrio gubernamental de Berlín. El embajador británico fue citado por el ministerio alemán de Relaciones Exteriores.
Visita de autoridades británicas a The Independent
Un portavoz del Ministerio alemán de RR. EE. señaló que el embajador de Gran Bretaña en Berlín, Simon McDonald, fue invitado a una conversación en esa cartera a pedido del ministro, Guido Westerwelle. El Ministerio subrayó que “la escucha de comunicaciones desde una sede diplomática representa una violación de la soberanía”. Duncan Campbell es uno de los periodistas que escribieron el artículo para The Independent, y, según él, EE. UU. y Gran Bretaña trabajan en estrecha cooperación. “Se acuestan juntos”, dijo en entrevista con Deutsche Welle. El reportero informa desde hace unos 40 años sobre los servicios secretos, y casi fue enviado a prisión por el Cuartel General de Comunicaciones británico (GCHQ) en los años 70.
Por eso, Campbell no se sorprendió demasiado de que, antes de que se publicara el artículo, miembros del Gobierno de su país le hicieran una visita al diario. “Ya entrada la noche apareció un representante del Gobierno de Gran Bretaña y habló con un colega que cumplía su servicio nocturno”, dijo, exigiendo borrar ciertos detalles del informe que, según Campbell, ya habían dejado de ser secretos hace tiempo.
Después de las revelaciones de la NSA, dadas a conocer en las últimas semanas, ya casi no causa conmoción que también Londres esté, aparentemente, interesado en las actividades en la capital alemana. “Sorprender, ya no sorprende a nadie”, dijo Jan Philipp Albrecht, diputado de Los Verdes en el Parlamento alemán y miembro de la Comisión para la Libertad y la Justicia Ciudadanas en entrevista con Deutsche Welle. “Ahora habría que hablar sobre las consecuencias que se deberían tomar al respecto”, añadió.
El hecho de que las autoridades británicas hayan realizado escuchas por medio de equipos colocados sobre el techo de su embajada en Berlín es un abuso de confianza peor aún que la actividad de espionaje de los estadounidenses. “No puede ser que un país europeo como Gran Bretaña espíe a otros países europeos”, subrayó Albrecht.
Las mismas reglas para todos
Las escuchas por parte de Gran Bretaña representan un gran problema en vista a futuras conversaciones sobre el tema con EE. UU. ¿Cómo podría presentarse un frente europeo unido contra el espionaje estadounidense si se comprobase que los británicos espiaron a los alemanes? La canciller alemana, Angela Merkel, ya dijo, refiriéndose al espionaje de Washington que “no se puede espiar a los amigos”, y eso vale tanto para los socios transatlánticos como para los vecinos europeos. “No se debería tratar a los británicos de manera diferente que a los estadounidenses”, dijo Thomas Oppermann, presidente de la Comisión Parlamentaria de Control de los Servicios Secretos a la emisora Deutschlandfunk.
La defensa contra el espionaje en Alemania debería “modificarse de por sí”, dijo Oppermann, y se deben tratar las actuales acusaciones. “La confianza es buena, pero el control es mejor”, dijo, y se debería lograr que “al formar parte de una organización como la OTAN y la Unión Europea no debemos espiarnos mutuamente”, demandó Oppermann. Se trata de una cuestión de respeto a la soberanía.