Política de los bolsillos vacíos
16 de octubre de 2003"No os esforcéis demasiado, estoy acostumbrado a no recibir demasiados aplausos", dijo Gerhard Schröder con su conocido tono irónico ante los 600 delegados que acudieron al congreso del poderoso sindicato del sector metalúrgico IG-Metall en Hannover. Las relaciones entre el gobierno alemán y los sindicatos se encuentra en una época glacial. El canciller lo sabe. Los sindicalistas acompañaron su intervención con silbidos y abucheos y, en casos aislados, un tímido aplauso.
El IG-Metall, en otros tiempos uno de los principales aliados del partido socialdemócrata, se ha convertido en el crítico más severo de la política gubernamental, concretamente de las reformas sociales.
Otra amenaza de dimisión
Al salir de del congreso, Schröder se mostró demostrativamente optimista ante las preguntas de los periodistas: "¿Qué quieren? Tomando en cuenta el modo con el que suelen tratar a los políticos, me trataron muy bien", dijo el canciller y se apresuró a desaparecer en su limosina.
A Schröder ya no le preocupa demasiado la postura del sindicato más grande de Europa que aún no supera la grave crisis por las últimas divisiones en su cúpula. Una de sus mayores preocupaciones es la votación parlamentaria sobre la reforma laboral que se celebrará este 17 de octubre. Ante los disidentes en su propio partido, el canciller condicionó su permanencia en el cargo a la obtención de la mayoría necesaria, a la vista de que la coalición gubernamental sólo cuenta con cuatro votos por encima de la absoluta.
Reajustar el sistema social
El éxito del paquete de reformas, conocido como ‘Agenda 2010’, es decisivo para el futuro de Schröder. El canciller no se pierde ninguna oportunidad para subrayar la necesidad de "reajustar", es decir recortar, el sistema social "ante una situación en la que los recursos son cada vez más escasos". Los alemanes ya no parecen confiar en la capacidad del gobierno en Berlín de reformar el sistema social y laboral.
Según el último sondeo demoscópico, la popularidad del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) del canciller ha vuelto a tocar fondo al obtener tan sólo un respaldo del 25 por ciento del electorado frente al 51%, es decir, mayoría absoluta, de la opositora Unión Cristianodemócrata (CDU).
Muchos analistas califican esta semana como "la semana de la verdad" para Schröder. En la portada actual del prestigioso semanario ‘Der Spiegel’ se lee una sola palabra: "Reformas". Schröder tiene en estos momentos otros problemas más graves de los cuales preocuparse que los tímidos aplausos recibidos en el congreso de los sindicalistas.