Primera aparición de Josef F. frente a tribunal
16 de marzo de 2009El austriaco Josef F., acusado de incesto, violación repetida y privación de libertad continuada, entre otros cargos, se declaró inocente de la acusación de homicidio de uno de los siete bebés procreados con su hija Elisabeth, a quien mantuvo encerrada durante 24 años.
"¡No culpable!", exclamó el austríaco, de 73 años, cuando se lo acusó de homicidio con el agravante de denegación de ayuda por la muerte del bebé, al que se le negó tratamiento médico en el sótano donde estaba cautivo.
Josef F. mantuvo encerrada a su propia hija durante 24 años, sin que pudiera ver la luz del sol, en el sótano de su vivienda de Amstetten. Allí la violó constantemente y tuvo con ella siete hijos, de los que uno enfermó gravemente. Según la acusación, el hombre dejó morir al bebé, negándole tratamiento médico, porque temía que sus crímenes fueran descubiertos. Tres de los hijos-nietos de Josef F. permanecieron en el sótano con su madre, en tanto que los otros tres fueron adoptados por Josef F. y su esposa.
Su doble vida salió a la luz el 26 de abril de 2008, cuando permitió a Elisabeth abandonar su particular prisión para poder ocuparse de su hija mayor, Kerstin, que había ingresado unos días antes en una clínica de la localidad y se hallaba gravemente enferma. En los días posteriores a su detención, análisis genéticos demostraron su paternidad.
F. también se declaró "no culpable" ante el cargo de esclavitud. En cambio, aceptó su culpabilidad total o parcial respecto a las acusaciones de violación, incesto y privación de libertad. Sus respuestas fueron pronunciadas en voz baja pero firme.
Especialmente cruel
"Se trata de la actuación de una persona, no del crimen de toda una localidad, ni de toda una nación", subrayó la juez presidente del tribunal, Andrea Humer, al inicio de la sesión. Cuando Josef F. fue arrestado, los medios lanzaron al aire la pregunta de hasta qué punto sus familiares y vecinos desconocían lo que estaba sucediendo en el sótano.
La fiscal, Christiane Burkheiser, hizo hincapié en la especial crueldad del caso. Contó que, bajo un pretexto, Josef F. hizo bajar en 1984 a su hija Elisabeth, de entonces 18 años, al sótano sin ventanas preparado anteriormente por él. Allí la encadenó y la violó en reiteradas ocasiones. Burkheiser afirmó que, durante nueve meses, mantuvo a su hija en el ambiente completamente oscuro y sin ventanas como si fuera una esclava. "Llegaba, la poseía y se volvía a ir". Pasados los años, F. amplió el sótano en dos pequeños cuartos más debido al nacimiento de los niños.
La fiscal informó de manera especialmente detallada sobre el caso del mellizo Michael, nacido en 1996, que murió poco después de su nacimiento debido a una enfermedad en las vías respiratorias. A pesar de las desesperadas súplicas de su hija, el padre se negó a llevar al bebé a una clínica. El niño murió pocos días después y fue incinerado en un horno de la calefacción por Josef F.
¿Cadena perpetua para Josef F?
Sin embargo, el abogado del "mostruo de Austria", Rudolf Mayer, rechazó que su mandante fuera tildado de "monstruo". Afirmó que él mismo fue insultado y amenazado en reiteradas oportunidades por defender a Josef F.. Según declaró este renombrado abogado, Josef F. no actuó por puro instinto sexual, sino porque deseaba tener una segunda familia. Ya antes del juicio, el abogado manifestó sus esperanzas de que el jurado olvide todo lo que hubiera leído previamente sobre Josef F. para "seguir el desarrollo del proceso sin prejuicios". "Si lo hubiera hecho sólo por el sexo, no habría tenido hijos", agregó.
Mayer rechazó los cargos de esclavitud contra Josef. F., ya que dijo que la esclavitud comprende un afán de lucro del esclavista. También rechazó los cargos de asesinato del bebé. "En esos días Josef F. bajó varias veces al sótano para echar un vistazo al niño", señaló.
Josef F. entró en la mañana en la sala escondiendo su rostro tras un archivador azul, vestido con un abrigo gris claro y un pantalón gris oscuro, y no respondió a las preguntas de un periodista austríaco. El juicio ha atraído hasta la localidad de St. Pölten, capital de la provincia de Baja Austria, a unos 200 reporteros de todo el mundo.
En caso de ser declarado culpable de homicidio, Josef F. se enfrenta a una condena de cadena perpetua. En el caso de los demás cargos, la pena máxima es de 15 años. Durante los próximos días está previsto que testifique su hija Elisabeth, mediante un mensaje de video de 11 horas de duración, que no estará abierto al público a fin de proteger la privacidad de las víctimas. Se espera que la sentencia sea pronunciada este viernes.
Autora: chp / dpa
Editor: jov