Prisiones alemanas: hacinamiento y violencia
8 de febrero de 2019En las cárceles alemanas, el ambiente es tenso. Los presos atacan a los guardias, el consumo de drogas aumenta y cada vez hay menos personal penitenciario que pueda hacerse cargo de una mayor cantidad de reclusos.
Pero eso no es todo. Según el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, en estos centros también se deberían internar, en el futuro, a solicitantes de asilo que serán deportados. El motivo de su propuesta, que ha causado gran revuelo en la coalición gubernamental alemana, es el elevado número de repatriaciones que no se ha podido llevar a cabo porque no se encuentra a esos extranjeros, sujetos a órdenes de expulsión, en el día de su deportación.
Reflejo de la sociedad
Política de refugiados, escasez de personal cualificado, consumo de drogas, terrorismo, radicalización política y religiosa: en las 180 cárceles del país se reflejan los problemas sociales. Peter Brock, de la asociación de empleados del Servicio Federal Penitenciario de Alemania, conoce muy bien el deseo de querer deshacerse de todo tras las rejas de una prisión: "Tenemos que pagar las consecuencias. Es nuestro trabajo". Es su conclusión, después de 37 años de servicio.
El uso de la violencia es cada vez más frecuente en la cárcel: puñetazos, escupitajos e insultos. No solo entre los presos, sino también hacia los funcionarios encargados de que se aplique la ley. Así lo confirma una encuesta realizada por la fracción del partido liberal (FDP) en 2018.
"No he visto tantos ataques contra colegas como en los últimos tres años”, dice Brock. Solo en 2018,se registraron más de 600 ataques, insultos y amenazas en la región de Renania del Norte Westfalia.
Masificación de las cárceles
Los motivos que explican dicho fenómeno son siempre los mismos: el número creciente de trastornos mentales entre los detenidos, la dependencia de drogas y alcohol, los problemas de comunicación, los conflictos por la nacionalidad y el hacinamiento.
La masificación de las cárceles alemanas se debe a varias razones. En muchas regiones, las plazas penitenciarias para presos se redujeron, porque las prisiones se estaban reformando o se cerraron debido al descenso de encarcelados.
Más delincuentes extranjeros
Pero la masiva llegada de refugiados e inmigrantes a Alemania en 2015 originó un aumento de presos. Renania del Norte-Westfalia es el Estado federado con más presos en Alemania. La cifra asciende aproximadamente a 18.000. Entre ellos, el porcentaje de extranjeros aumentó de un 29 por ciento en 2013, a un 36 por ciento, en 2018. En Baden-Wurtemberg, subió del 35 por ciento al 48 por ciento en el mismo período.
"Especialmente con los delincuentes extranjeros existe el riesgo de fuga", explica Brock. "Un delincuente alemán quizá no es encarcelado, porque tiene un hogar o trabajo permanente, por lo que se supone que no se dará a la fuga". En cambio, los delincuentes extranjeros sin residencia permanente es probable que intenten cruzar la frontera y luego ya no es posible detenerlos", aclara.
En muchas prisiones, ahora hay personal encargado de la integración de los presos extranjeros. Además, se ofrecen cursos de alfabetización y alemán. Se contratan intérpretes y académicos islámicos. Según Marcus Strunk, de la Dirección de Correccionales de Renania del Norte-Westfalia, la violencia en las cárceles ha vuelto a disminuir.
¿Propuestas desde Berlín? No, gracias
A Strunk le desconcierta que el ministro de Interior alemán, Seehofer, quiera precisamente ahora recluir a los solicitantes de asilo pendientes de deportación en las de por sí repletas instituciones penitenciarias. "La ley europea prohíbe el internamiento conjunto de extranjeros pendientes de deportación y delincuentes", critica. "Además, estamos totalmente saturados en los centros penitenciarios para adultos", zanja.
(rmr/er)
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